›«Al despertar»‹

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Omnisciente

Cuando Sirius despertó sintió una opresión en su pecho. Lo ignoró conscientemente, pensando en la paz que le transmitía el saber que había arreglado las cosas con su chica. Aprovechándose de tenerla a su lado, buscó a tientas su cuerpo. Se sorprendió al no tenerla entre sus brazos, como usualmente sucedía cuando dormían juntos. Al igual que se extrañó al no ser despertado por sus dulces toques en su pecho, sino por ese dolor que seguía en aumento. Y por sobre todo, Sirius se exaltó cuando abrió sus ojos y no se encontró con la cabellera negra que acostumbraba ver al despertar.

Se sentó de golpe en la cama, notando como se hallaba en lo que supuso era un cuarto de la sala común de Gryffindor... Un cuarto de la sección femenina.

La desesperación quiso embriagarlo, más el recuerdo de que había solucionado el problema con...

Salió de esa cama en el instante en que la mujer que lo acompañaba giró entre su sueño. Perdió la respiración, el color de su rostro había emblanquecido. Negándose a lo que sus ojos veían, se frotó estos, pensando que era una horrible confusión. Porque no podía ser cierto, él no quería que fuera cierto. Su mente se esforzó en buscar incoherencias entre su borrosa memoria. Pero, a pesar de que el alcohol recorría por sus venas, Sirius estaba más que seguro que con quien había compartido besos para después quedar dormidos en la cama, era su Star.

No ella.

Se revisó, un suspiro de alivio escapó de sus labios cuando notó que mantenía puesta su vestimenta del día anterior. El cual básicamente se trataba de su uniforme, porque con James demoraron al traer el licor — el mismo que seguía recorriendo sus venas en una menor intensidad que la madrugada de ese domingo — y no pudieron cambiarse. Ya que al llegar a su sala común, los invitados y la fiesta los atraparon entre festejos y agradecimientos. Buscó su corbata, esperando no dejar ninguna prueba de su presencia en esa habitación, de su presencia en esa errónea cama donde jamás tuvo que haber dormido.

Y menos en compañía de otra mujer.

Se aseguró de tenerla en su mano y, sin darle la mínima importancia a su apariencia, comenzó a salir del lugar donde no debería encontrarse. Huyendo de una persona que no poseía el menor conocimiento de lo que sucedía a su alrededor, cuando Sirius debía esquivar a las personas que tenían conciencia de sus acciones.

El león se quedó paralizado al sentir las miradas de sus compañeros de casa. Quería creer que no eran diferentes a las que había recibido con anterioridad. No obstante, en las mentes de los leones, los puntos comenzaron a unirse. Analizando el aspecto de Black, recordando los sucesos de la fiesta, como también los rumores de los inusuales ruidos que se escuchó de la habitación de una de sus compañeras de su casa, todos llegaron a una conclusión.

Oh, Sirius estaba más que equivocado al decidir ignorar esas miradas con la finalidad de subir por las escaleras que lo dirigirían a su habitación, escapando de una realidad que debió enfrentar en ese instante.

Sus ojos se abrieron de par en par al encontrar el desastre que era la habitación compartida de los merodeadores. Tanto Remus como Peter tenían alrededor de sus camas envolturas de dulces que, supuso, consumieron durante la fiesta. La única diferencia entre ellos, es que uno poseía un montón de dibujos por todo su cuerpo. Mientras que a los pies de donde descansaba el otro, se hallaban en el suelo — y una en el brazo del durmiente — botellas de licor claramente vacías. Sirius negó con pena, recordando el refugio que había escogido Remus en la madrugada, más le quedaba callar. Al fin de cuentas, él también había acogido el alcohol como un refugio antes de que...

La vista que tiene delante de él lo sorprende. Parpadea con extrañeza nuevamente, pensando que todo lo que estaba viviendo se debía tratar de un sueño. Pero la escena que le provoca ternura, al mismo tiempo que nostalgia y un poco de asco, no se desvanece ni aunque haya frotado sus ojos por cinco segundos. ¿Quién lo iba a pensar? Se preguntó el pelinegro con una sonrisa, demostrando con ella la felicidad que sentía por el logro de su hermano del alma. James junto a la pelirroja se encontraban en la cama del primero, ambos abrazados en la tan afamada cucharita.

Blood Traitors (Sirius y tú) Blood Saga #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora