›«Esta aquí»‹

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Sirius Black estaba sentado, junto a sus amigos, en la mesa de Gryffindor.

Se encontraban en Hogwarts, y aquel día comenzaban su tercer año.

Sirius se sentía alegre. Alegre por volver a su hogar, Hogwarts, alegre por estar de nuevo con sus mejores amigos, James Potter, Remus Lupín y Peter Pettegrew, alegre por haber salido del infierno al que consideraban "casa"

Pero, aparte de la felicidad que sentía, también estaba presente un sentimiento que en lo más profundo de su ser sentía: la tristeza.

Sus amigos creían saber porqué lo sentía, ya que el año anterior el hermano de su mejor amigo, Regulus Black, había quedado en Slytherin (la casa enemiga en las cuales ellos estaban: Gryffindor) y eso ocasionó que los hermanos Black discutieran.

Aunque lo que nadie sabía era que Sirius, estaba triste por otro asunto. Y ese asunto era una chica, pero no, no era una de sus conquistas ¡claro que no! Sirius Black jamás se sentiría triste por una de sus conquistas, ¡no! eso era algo imposible. Sirius se encontraba triste porque no veía a su mejor amiga desde hace tres años.

Suspiro. Y eso no pasó desapercibido por sus amigos, pero él seguía perdido en sus pensamientos y no se dio cuenta, de que tres pares de ojos los miraban expectantes, pues no todos los días ves al "Grandísimo" Sirius Black melancólico.

El anterior año estaba esperanzado de poder volver a ver aquella cabellera negra. La persona que la poseía le había prometido hacer todo lo posible para que la expulsaran de Beauxbatons y pudiera estar en Hogwarts junto a él. Pero desde el día en el que se despidieron, no sabía nada de ella.

La manera en la que se conocieron fue algo que nunca olvidaría. El hartado de que sus padres siempre hablarán sobre "La pureza de la sangre" y de "Quedar en Slytherin, la mejor casa" se había escapado de su casa para caminar hacia-Merlín-Sabe-donde mientras refunfuñaba y maldecía por lo bajo a sus padres. En aquel entonces nuestro preciado Sirius tenía 8 años. Y sin darse cuenta se internó en un bosque, que de la nada... apareció.

Y por aquella frase fue por la cual una amistad comenzó, por esas palabras consiguió a la que se convertiría en su confidente, por aquella simple oración fue que conoció a la persona que más quiere en este mundo. Y está de más decir que, en aquel momento y en la actualidad no se percató de eso. Aquellas palabras eran:

- Jamás tendré amigos de verdad -

Suspiro, de nuevo, con melancolía, él sabía que en aquel entonces era un pesimista de primera,sumándole los, que se podrían llamar, "padres".
Era obvio que estaba mal, sin embargo, cuando se acordó de algo sonrió. Y no, no era porque él sufriera de trastorno de humor si no que fue porque pensó en cómo ella habría descrito la manera en el que se conocieron.

- ¿Cómo olvidarle? Sirius se encontraba muy sentimental en ese entonces. Y yo como la excelente, amable y bondadosa persona que soy, me acerque a cumplir mi misión

- y ¿Cuál es tu misión? - le preguntarían

- Hacer reír o sonreír a todas las personas del mundo mágico y muggle, cuando se encuentran tristes. Y para suerte de este simio retrasado al que considero un humano y se hace llamar mi mejor amigo, hacer reír o sacarle una sonrisa a la gente es mi especialidad.

Y era verdad, aunque nunca lo admitiría en voz alta, él sabía que en ese momento tenía un nudo en la garganta y que iba a explotar en llanto en cualquier momento, mas no lo hizo ya que la pelinegra apareció, y lo animó.

Y de seguro la pregunta que ronda por su cabeza es: ¿Cómo se llama esa chica pelinegra, que conoció Sirius? Pues en breve puede que lo descubran.

- Ahora que hemos terminado la selección de casas - empezó a dar su discurso, Dumbledore. Provocando que cierto pelinegro saliera de sus pensamientos y notará tres pares de ojos viéndolo, como si intentara saber qué es lo que estaba pensando. Sirius supo al instante que un interrogatorio, de parte de sus mejores amigos, se encontraba a la vuelta de la esquina.

- Es un enorme placer comentarles que el día de hoy recibiremos a una nueva alumna que se incluirá con los del tercer año, ya que... por así decirlo - titubeo un poco - fue expulsada de Durmstrang - todo el gran comedor se mira sorprendido, y la cara de los profesores de un momento a otro se puso pálida (Que Merlín esté de mi lado, y que aquella alumna no conozca a los merodeadores - pensó McGonagall). Aquella alumna era la primera en ser expulsada de Durmstrang (que se conoce por ser uno de los colegios más firmes de toda Inglaterra). Solo Merlín sabe que hizo para que la llegaran a expulsar - Con ustedes les presento a su nueva compañera: Adhara Jones - terminó de hablar Dumbledore

El corazón de Sirius dio un salto, y sin poder evitarlo (o sin darse cuenta) una sonrisa tonta se posó en su cara.

Es ella, y está aquí - fue lo último que pensó Sirius, antes de que las puertas de gran comedor se abriera y entrara una encapuchada

Al parecer... Sirius llamó con su mente a la pelinegra. Porque sí, La primera persona en ser expulsada de Durmstrang es ni más ni menos que la mejor amiga de Sirius.

Que Merlín ampare a nuestra querida profesora de transformaciones, porque tendrá ahora no a 4 si no a 5 revoltosos estudiantes, aunque ¿Quién sabe? Tal vez exista un sexto estudiante.

Editado el 14/10/2018

Blood Traitors (Sirius y tú) Blood Saga #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora