›«El lugar»‹

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Omnisciente

En el momento en que Regulus observó a su pelinegra amiga subir al tren en compañía de Severus, la sorpresa le invadió. Y cuando los mencionados ingresaron al mismo vagón en donde se encontraba, esta emoción no hizo más que aumentar. ¿Cómo era Adha capaz de comportarse de lo más normal después de la discusión que habían tenido? Ya no se encontraba molesto, o de eso se intentaba convencer, solo se encontraba fastidiado con el hecho de que en ningún momento ella lo haya buscado o intentado sacarle una conversación, como lo hacía incontables veces cuando se molestaba. No quería hacerse ilusión, sabía que la pelinegra nunca faltaba a su palabra, y si la invitación desde un mes de anticipación era cierta, ella no se encontraba allí para hacerles compañia en las navidades, sino para asistir a donde había planeado con demasiada anticipación.

Tenía curiosidad, claro está. No sabía de quién era la invitación, no sabía a qué lugar iría, no sabía nada de sobre donde pasaría las festividades y las ganas de descubrir o resolver esas dudas que tenía eran intensas, por más que algo le dijera que no sería de su completo agrado de escuchar, él quería saberlas. Se quedó mirándola, mientras que se perdía en sus pensamientos, sin notar que de a poco, Adhara empezaba a incomodarse por tal furtiva mirada que su el pequeño renacuajo le dirigía.

La pelinegra tenía la opción de seguir fingiendo que estaba leyendo el libro que tenía en manos o podría exigirle a Regulus que dejara de mirarla de la intensa manera en la que estaba haciendo, aún no se decidía por cual sería una mejor opción. Internamente, rogaba que el Black  emitiera alguna palabra, lo que sea con tal de salir de aquel tenso ambiente que había invadido el vagón. Se decidió, después de un largo debate consigo misma, por la primera opción, ella no era quien tenía que disculparse o sacar conversación,  Regulus se había molestado por elección propia.

Severus solo podía bufar por lo tan inmaduros que se estaban comportando ambos. ¿Qué tan costoso era el hablar sobre el tema hasta hallar una solución o llegar a un acuerdo? Olvidaba por momentos que sus dos amigos nunca buscarían el disculparse cuando, en su perspectiva, la culpa no era suya. Siguió con su libro, a sabiendas que a mitades de camino, Regulus no soportaría más el tenso ambiente y sería quien iniciara la conversación. Por el contrario de la pelinegra, ya que el de pelo graso tenía conocimiento que la mencionada tenía más firmeza y soporte que el menor.

Snape no estaba equivocado, o al menos no del todo. A la media hora de haber abandonado Hogwarts, el menor de los presentes no pudo soportar el tenso ambiente, por lo que decidió el preguntarle a Adhara a donde pasaría las fiestas. La mueca de Adha fue suficiente para hacer saber al Black presente que su suposición era cierta, la respuesta no sería de su agrado. Y así lo fue.

— ¡Pensé que ibas a buscar uno con Severus para acogerme! — exclamó frustrado.

— Sabes que ese tema lo creamos para fastidiarte, Regulus — Severus intervino al ser nombrado, Adha lo señaló, dándole la razón.

— ¡Iban a sacarme de la casa de mis padres! — siguió el pelinegro, ignorando lo dicho por sus amigos — ¡Ya no tendría que vivir con Madre! Pensé que... que de verdad dejaría esa casa — dijo derrotado.

Ambos pelinegros compartieron miradas, Severus tuvo que reconocer que Adhara le había advertido que esto iba a suceder. Ella era la que conocía mejor a Regulus y por más que aparentaba ser un adolescente maduro e inteligente, la ingenuidad en él seguía presente. En su momento, Severus había negado el hecho de que el Black tomará la broma como un asunto serio, ahora sabía que debía escuchar más a las explicaciones o situaciones que planteaba su amiga.

— Renacuajo... — el aludido negó y se alejó al notar la mirada preocupada que su amiga le dirigía. 

Esa mirada solo le hacía recordar que se comportaba como un niño. Esa mirada le hacía sentir que ella era su madre, una mejor que a la que de verdad tenía. Quiso huir de la situación, quiso simplemente poder pararse y salir del vagón evitando la compasión de sus amigos, pero no pudo, porque internamente sabía que lo que más deseaba en esos momentos era el cariño que su madre nunca le daba, el que Adha le regalaba. De igual forma, no hubiese tenido escapatoria, el pelinegro mayor se había parado frente a la puerta, bloqueando la única salida que tenía.

Blood Traitors (Sirius y tú) Blood Saga #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora