›«Perfecto»‹

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Omnisciente

— Ya saben a dónde ir, pequeñas – sonrió mientras entregaba las cartas restantes a las lechuzas que se encontraban presentes.

Suspiró, movió su mano ligeramente, firmar tantas cartas la había saturado.

A lo lejos, muy lejos, varios niños y adolescentes esperaban con ansias las cartas, las cuales contenían sus notas que habían logrado o la invitación a formar parte del colegio.

Mientras, otros estaban sorprendidos por la mera aparición de unas lechuzas, sin esperar que pronto iniciarán un gran viaje que explicaría el porqué de aquellas místicas y raras cosas que sucedían a su alrededor, a tal punto de llegar a ser mágicas.

Así, fue como de poco a poco las lechuzas iban llegando a sus respectivos objetivos, dejando las cartas y esperando su premio por cumplir.

Y, a pesar de estar cansada, una lechuza parda de un color grisáceo se acercó hacía una de las tantas casas del Valle de Godric, llevando consigo no solo una, si no, cinco cartas.

Al llegar, entro por la ventana y dejó las cartas en la mesa mientras que aterrizaba en una de las sillas.

Una pelirroja con aspecto amable le dio una pequeña caricia, mientras tomaba un poco de comida y agua especiales para el animal.

— ¡Chicos! ¡Llegaron las notas de Hogwarts! – anunció cuando llegó a las escaleras, a la espera de que su hijo y los amigos de este bajarán.

— ¡Ahí vamos Mamá!

— ¡Ella no es tu mamá!

— ¡Dejen de comportarse como críos!

— ¡Chicos, vi a Adhara por la ventana! – comentó Peter.

Todos lo miraron, para luego salir corriendo en dirección a la puerta, donde se habían escuchado unos golpes.

Sin ni siquiera preguntar quién era, la castaña, el miope y pelinegro abrieron la puerta para luego lanzarse encima de la chica que estaba tras ella.

— ¡LO SENTIMOS! – gritaron al unísono.

Todos cayeron sin excepción, provocando quejidos por el impacto

— Chicos, no puedo respirar – exclamó.

— ¡Peter se une! – gritó mientras se lanzaba sobre todos su amigos, causando aún más quejidos de parte de todos.

— ¡Peter! – se quejaron.

La pelinegra suspiró, y miró a su acompañante que la esperaba a solo unos pasos.

— ¿Me ayudas? – suplicó la pelinegra.

— Son tus amigos, no los míos – respondió la Pelirroja.

James, al escuchar la voz de su Lily, se paró de inmediato y se arregló para acercarse a la linda pelirroja.

— Lily flor, ¿Sabes lo linda que estás hoy? – sonrió y desordenó si cabello.

— Sí, sí, está muy bonita – Sirius, quien intentaba recuperarse de la caída, se acercó hacía su amigo.

— Hola Lils – sonrió cordial Remus.

— Hola Remus – correspondió.

— Pero... ¿Por qué a Remus lo saludas y a mí no? – se quejó James.

— No cambias Jamie, no cambias – negó con la cabeza la castaña – Ahora concentremos en lo importante – aclaró.

El trío de amigos asintieron, los dos varones tomaron de cada brazo a la pelinegra y la dirigieron adentro mientras que la castaña los dirigía, dejándola en una silla sentada.

Blood Traitors (Sirius y tú) Blood Saga #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora