| CAPÍTULO 6 |

2.2K 757 46
                                    


- Caprichoso destino que hace con
nosotros lo que quiere.

Al salir del aeropuerto pido un taxi para que me lleve a la dirección que me habían indicado por correo electrónico, donde he alquilado el piso en el que estaré el tiempo que me encuentre en Berlín.

Cuando llegamos le pago al taxista lo que me pide y el señor me ayuda a bajar el equipaje del maletero del coche.

- Danke - gracias, le digo en un perfecto alemán que perfeccione en una de mis misiones en este país y él asiente con la cabeza.

El sitio es maravilloso, y está en la parte central de Berlín que elegí con el propósito de poder ver la ciudad con más detenimiento. Nunca había estado en la capital de este país a pesar de estar en muchos otros sitios, y a pesar de ello no he visto mucho de Alemania porque siempre que he venido ha sido como soldado.

En cuanto encuentro el edificio que está ubicado cerca de la puerta de Brandeburgo admiro la fachada y subo al último piso, ya que es un dúplex.

Al subir encuentro a una mujer preciosa, es rubia y con unos ojos marrones que se acerca a mí.

- ¿Es usted la señorita Rizzo? - pregunta con un tono jovial.

- Si soy yo, pero por favor tuteéme, me llamo Alessia - y tiendo la mano para que me la estreche, ya que por experiencia propia sé que los alemanes no son mucho de tener contacto físico y son más fríos.

Ella me da la mano y me sonríe - Encantada, yo soy Sarah y voy a ser tu casera durante el tiempo que decidas quedarte, eso no será ningún problema para mi, venga entremos, voy a enseñarte la casa - añade mientras saca unas llaves de color dorado y abre la puerta a lo que yo la sigo arrastrando mi equipaje.

Cuando la puerta se abre lo primero que podemos observar es un largo pasillo que contiene varias habitaciones.

- Como ya habrás leído en mi artículo - empieza a hablar Sarah - esta casa tiene dos pisos, primero te enseñaré el principal. - continúa caminando sabiendo perfectamente dónde está cada cosa.

Lo primero es una entrada amplia y con varias ventanas pequeñas, está muy bien decorada, las paredes son blancas y los muebles son de una madera clara la cual contrasta muy bien con el parqué del suelo.

A la izquierda hay un baño y luego el pasillo se abre hacia la derecha, donde hay un salón y una cocina sin ninguna separación y dejó el equipaje en el suelo y encima del amplio sofá blanco que hay en la sala.

Me encanta que haya ventanas por todas partes, da mucha luz natural.

- Como podrás ver es un salón amplio al igual que la cocina, y tiene un balcón con unas vistas increíbles al parque que podemos encontrar justo en frente sin ningún tipo de . - continúa hablando y explicándome las diferentes estancias de la casa.

En cuanto terminamos de ver el primer piso subimos por unas escaleras de la misma madera clara del suelo que llevan hasta un pequeño pasillo que divide el segundo piso en dos caminos.

- A la derecha está la habitación principal, con baño propio y una pequeña terraza donde hay un sofá y una mesa. -

Vamos por el otro pequeño pasillo que conduce a la izquierda y hay dos habitaciones más pequeñas que parecen ser individuales.

- Estas son perfectas para tener invitados ya que son pequeñas pero cómodas y con espacio suficiente. - dice mientras señala las habitaciones que acaba de enseñarme - como habrás podido ver, la casa consta de tres habitaciones y tres cuartos de baño, dos en el piso superior y uno en el inferior - y yo asiento con la cabeza.

- Es perfecto. - añado cuando ella empieza a bajar las escaleras.

- El contrato de alquiler lo podemos firmar cuando tú prefieras. -

- Ahora mismo sería perfecto - continúo diciendo y ella saca de su maletín de cuero unas hojas dónde las dos ponemos nuestro nombre y firmamos.

La única condición es que si ella quiere de nuevo su piso debe avisarme con dos meses de antelación y yo debo hacer lo mismo si me voy o deberemos pagar una cuota puesta por nosotras mismas.

- Ha sido un placer - dice Sarah y me da las llaves de la casa. - espero que sea de tu agrado - añade con una sonrisa perfecta.

- Lo es - afirmo y ella se va minutos después de la conversación.

No hay nada en la nevera, así que decido que hoy comeré en uno de los restaurantes cercanos.

Me decido por un local pequeño pero que tiene bastante gente dentro por lo que intuyo que debe ser bueno.

Pasados unos 15 minutos traen la comida y todo está delicioso.

Cuando salgo del restaurante dejo una generosa propina al camarero que me ha entendido por el servicio rápido y lo amable que ha sido.

En la nevera no hay nada por lo que decido que lo mejor que puedo hacer es dirigirme hacia un supermercado y comprar lo básico para estos primeros días.

Simplemente para que no esté tan vacía la despensa.

Entro en el supermercado más cercano, el cual se encuentra solamente a dos calles de mi casa, cosa la cual agradezco por si necesito comprar algo más con urgencia.

Otra cosa beneficiosa de situarse en el centro de la ciudad.

Cuando salgo llevo varias bolsas y no me doy cuenta del hombre que choca contra mi hombro a pesar de ser una cabeza más alto que yo.

- Entschuldigen Sie - disculpeme usted digo mientras recojo la bolsa que se me había caído al suelo.

Nuestras miradas se encuentran y la suya baja por todo mi cuerpo, como si estuviera analizándome y cuando lo descubro él simplemente me sonríe y aparta su mirada de la mia, haciendo que sin pretenderlo tiemble. Su mirada es tan... intimidante sería la palabra.

Antes de que sus ojos de color verde vuelvan a encontrarse con los míos sigo caminando hacia el edificio y al llegar ya es la hora de cenar, por lo que mientras empiezo a cortar varias verduras para hervirlas llamo a Dante.

No ha dado dos pitidos el tono de la llamada todavía cuando se escucha su voz:

- Hola pequeña, ¿Cómo estás? - dice mientras termino de echar las verduras en la olla.

- Muy bien, ya he alquilado el piso del que te hablé y es perfecto.

- Mañana a las siete de la mañana deberás estar en el cuartel para presentarte como su nueva comandante - me dice haciendo que los nervios se apoderen de mi.

- Ya lo sé, he recibido un correo electrónico del ministro Schnider informándome de todo, la localización y a la hora a la que debía estar.

Además de que un coche vendrá a buscarme una media hora antes para llegar al lugar con tiempo de sobra.

Continuamos hablando y cuelga cuando debe entrar en una reunión que no puede aplazar.

Yo termino de cocinar las verduras y empiezo a comer.

Al terminar decido coger un abrigo largo y salir a dar una vuelta por los alrededores visitando varios museos hasta que empieza a anochecer.

Otra de las cosas buenas de Berlín es que valoran mucho el arte y por esta razón los museos cierran mucho más tarde que otros países en los que he estado.

La ciudad de noche es preciosa y solo puedo fijarme en como las luces iluminan cada esquina haciéndola todavía más especial.

Hoy es luna creciente y la luz que desprende a pesar de ser poca ilumina en cantidad al igual que los farolillos que cuelgan de algunas de las casas por dónde camino.

De los nervios el estómago se me revuelve y decido comer aunque sea algo antes de irme a dormir, me quito la ropa y me pongo un pijama grueso que compré ayer y me tumbo en la cama matrimonial que hay en la habitación principal.

ÁCRUX ✅ [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora