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El viento se llevó consigo todos esos momentos

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El viento se llevó consigo todos esos momentos.


- Lucía... - susurro en cuanto veo ese pelo que solía ser un rojizo con vida.

Sus ojos parecen estar cristalizados desde un principio y debo tragar para no acercarme.

Su labio inferior tiembla y contengo las ganas de correr hacia ella.

- Quería verte - susurra de forma tan suave que a penas parece uno de los sonidos del viento.

Yo también...

Es en ese momento cuando no me puedo contener más y corro a abrazarla.

Ella me recibe encantada, abriendo sus brazos hacia mi y impulsándome contra su pecho.

El dolor de mi cuerpo desaparece cuando nos mantenemos totalmente juntas. Ninguna quiere separarse de la otra y lo sé por como se aferra a mí.

- Pensaba que no querías... - le digo y de mis ojos caen las lágrimas que no logran quedarse en ellos.

Me separa un poco de ella manteniendo sus manos sobre mis hombros y sonríe apenada.

- He tenido que buscar el momento exacto, no podía arriesgarme. - frunzo el ceño ya no logro entender a que se refiere. - solo quería darte las gracias, sin ti no estaría aquí ahora mismo - añade.

Niego con la cabeza.

- No solo fui yo - replico.

En mi cabeza aparece el hombre de ojos verdes que tanto me ha ayudado y que ahora está durmiendo en la que se me ha asignado como mi cama.
El que tantas veces me ha salvado de las manos de otros.

Puedo ver al cadete Redmain entrando a la sala en la que mee encontraba y evitando así que me inyectaran el veneno.

Puedo ver al teniente Daniel Collins, el que evitó que me matarán con el cuchillo clavado en el cuello.

Es por eso que no solo fui yo, fuimos un equipo. Y me faltaría por nombrar a todos aquellos hombres que se quedaron en la central, que se llevaron a los hombres que conducían las camionetas y a todos aquellos que se adentraron en el laboratorio.

- Alessia, no debes hacerte la tonta, lo sé todo. - Sus palabras me desconciertan. - Te quedaste más tiempo del necesario sacando a cada una de las mujeres, las cuales estaban en la misma situación que yo y eso te hace ser la responsable y la persona a la que le debo la vida.

- ¿Quién te dijo todo eso? - pregunto todavía aturdida.

Sonríe haciendo que un brillo destaque en sus ojos a pesar de la situación en la que nos encontramos.

- Fue Markus.

Decido no añadir nada a ello y le sonrío de vuelta.

Nos dirigimos hacia el borde del edificio y nos sentamos en este, viendo como los coches pasan y las personas se ven tan pequeñas que parecen insignificantes desde la altura en la que nos encontramos.

ÁCRUX ✅ [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora