| CAPÍTULO 15 |

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- Tienen tantos significados que no hemos descubierto... Como la persona que los tiene escritos en su piel.


No llega un avión desde Berlín para recogernos hasta dos días después de todo lo ocurrido, donde todavía no puedo mover la pierna y es Markus el que debe llevarme en una silla de ruedas hasta este.

- Debemos agradecerles de nuevo la labor que han hecho soldados - dice el presidente de la milicia Indonesa - Nos tienen para lo que necesiten, solo pídanos su ayuda y estaremos dispuestos a dársela. - Markus asiente y estrechan nuestras manos en forma de despedida.

Minutos después el avión despega y yo quedo embobada mirando hacia delante.

Markus está hablando por teléfono con el ministro Schnider y minutos después se acerca tendiéndome el teléfono para que lo coja.

- Quieren hablar contigo - me dice mientras tiende el teléfono en mi dirección y yo lo cojo el teléfono.

Nuestros dedos se rozan haciendo que en mi mente se reproduzca la noche anterior a la de la misión y me da la sensación de que han pasado meses, cuando fue hace solamente dos noches.

- Aquí la comandante - digo mientras escucho por el altavoz.

- ¿Como estás Alessia? Hemos sido informados de todo lo ocurrido en Bali. - su voz suena preocupada y sé que lo está, a pesar de todo lo exigente que pueda ser es un hombre increíble y perfeccionista.

Quién diría que me terminaría gustando después de haberme prejuzgado de aquella forma.

- Me encuentro bien - respondo intentando hacerme la fuerte ante en el ministro.

- Hablaremos más tarde, en cuanto estén aquí les llevarán a donde nos encontremos y les daremos la recibida, enhorabuena por la tan exitosa misión que han llevado a cabo. Aquí están muy orgullosos de ustedes, sabíamos que podíamos contar con vosotros - y es lo único que puedo escuchar antes de que la llamada se corte.

No es hasta ese momento en el que me doy cuenta de que los nervios empiezan a florecer por mi piel y algunas lágrimas caen por mis mejillas.

- Tranquila Alessia - me dice susurrando el general cerca de mi oído. - Ya ha pasado todo y estás bien. - me mira a los ojos mientras se agacha a mi lado para quedar a la altura de la silla de ruedas.

Antes de que se aparte le abrazo, coloco mi cabeza en su cuello para calmar mi llanto y para mí sorpresa no se quita sino que me abraza más fuerte y acaricia mi cabello en un silencio largo en el que quedamos durante un tiempo.

Horas más tarde logro conciliar el sueño hasta que llegamos a Berlín y aterrizamos en la central, en ese momento Markus me levanta de la silla de ruedas de forma que quedo atrapada entre sus brazos y la silla la baja otro de nuestros soldados, los cuales vinieron a recogernos a Bali.

Me lleva en brazos hasta que bajamos completamente del avión y me encuentro con Dante que se acerca hacia nosotros, Markus deja que me apoye entre sus brazos y me aferro a Dante como si mi vida fuera en ello.

- Cuando me lo dijeron pasé tanto miedo pequeña - me dice Dante al oído con lágrimas en los ojos - no puedes ni imaginarte lo mal que lo he pasado - añade mientras sus ojos parecen cristalizarse.

- Tranquilo Dante, estoy bien, enserio. - intento tranquilizarlo y fuerzo una sonrisa que quema mientras él me besa la frente.

Intento que la lágrima que se forma no caiga pero no hay manera de hacerla parar y es él quien la seca con su dedo de forma delicada, sin hacer mucha presión y sonrío.

ÁCRUX ✅ [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora