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Estrategias acordadasy coordenadas exactas

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Estrategias acordadas
y coordenadas exactas.


Me levanta por la cintura y me ayuda a sentarme encima de su escritorio mientras me quita la camiseta del uniforme.

- ¿Por qué ahora? - pregunto y él se encoge de hombros.

- Porque quiero - responde con un tono rasgado y eso me hace sucumbir a sus besos.

Me da la sensación de que quiere saber que soy suya.

El haberme visto junto al capitán no le ha hecho demasiada ilusión y debe quitarse de la cabeza que puedo ser de otro, porque tan solo me fijo en él.

Es él quien me vuelve loca con tanto cambio de humor pero también es él quien hace que por las noches me sienta resguardada.

Ha sido él quien ha conseguido que logre olvidarme de todo aquello que me desbordaba y le debo todo por ayudarme a no caer.

Besa mi pecho lamiendo los pezones cuando aparta la copa de mi sujetador e inclino la cabeza hacia atrás por el placer que me produce.

Pellizca el otro mientras se arrodilla y baja mis pantalones hasta mis tobillos mientras sonríe de forma pícara.

- Eres mía - habla mientras besa mis muslos por su parte interna y la excitación en mi entrepierna crece haciendo que me moje.

Con un solo dedo aparta el hilo del tanga blanco y mete dos en mi interior haciendo que me encoja.

- Estás tan mojada... - escucho decir con una voz lujuriosa que me incita a atraerlo hacia mí.

Es todo tan rápido que no le quito la camiseta, simplemente bajo sus pantalones y ropa interior dirigiendo su erección hacía mi entrada y él se encarga de meterla completamente dentro de mí.

- Joder - susurro cuando entra y sale tan rápido que no me da tiempo a adaptarme.

- Va a ser rápido - susurra en mi oído mientras sus movimientos se aceleran.

No debo hacer ruido ya que escucho los pasos de los soldados caminar por el pasillo.

A pesar de que todos deben tocar a la puerta antes de entrar es excitante que en cualquier momento alguien pueda hacerlo, aunque al mismo tiempo me darían ganas de matarlo con lo primero que encuentre.

Pongo mi boca sobre su hombro para evitar gemir alto cuando el orgasmo arrasa conmigo trayendo el placer y él se corre después.

Ambos nos quedamos parados por unos segundos mirándonos el uno al otro y en ese mismo instante tocan a la puerta.

- ¿Quién? - pregunta Markus.

- El cadete Redmaine - responde un hombre detrás de la puerta mientras acomodamos rápidamente nuestra ropa.

ÁCRUX ✅ [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora