| CAPÍTULO 31 |

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Hay personas más peligrosas
que el peor de los venenos.

Debido a la fuerza de la explosión caemos y rodamos la pendiente de la  colina en pendiente hasta quedar encima de la tierra mojada por las lluvias de estos últimos días.

El suelo está completamente húmedo y las ropas que portamos se han ensuciado totalmente. Las hojas se pegan a nuestra ropa y las ramas quebradas que han caído de los árboles me han resquebrajado parte de la camisa que llevo.

Aunque eso no es lo que más importa ahora mismo.

El cuerpo de Markus queda arriba del mío y ambos respiramos agitados por todo lo que acaba de pasar.

Todavía no me creo que sigamos vivos tras la fuerte explosión que hemos dejado atrás.

En ningún momento me presiona ya que hace fuerza con sus brazos para mantenerse en todo momento encima de mí sin hacerme daño.

Él levanta la cabeza y me observa hasta que tengo el valor de que nuestras miradas choquen y no puedo evitar sentir el suave peso de su cuerpo contra el mío.

Los nervios florecen en mi piel creando millones de sensaciones y mi mente revolotea como lo está haciendo la suya.

Markus se levanta tras unos segundos en los que ambos quedamos totalmente expuestos el uno delante de otro y es él quien lo rompe.

Me tiende la mano para ayudarme a levantarme con cuidado y lo hago. Esta vez tomo su mano confiando en que me levantará como ha hecho todas las demás veces.

Cuando me recompongo noto como la ropa ancha y rota que llevo está sucia y mojada por habernos arrastrado por el suelo como consecuencia de la caída.

Mierda...

-          Ayuda, tenemos un problema, estamos fuera, por la parte este – dice Markus a través del auricular pero nadie parece responder.

Insiste una, dos y tres veces más hasta que saca el auricular de su oído con sumo cuidado pero no sirve de nada.

– Joder – maldice y tira el auricular al suelo.

-          ¿Qué pasa? – pregunto y me mira enfadado.

-          No parece haber señal en esta zona de la montaña – responde ante mi pregunta mirando a los alrededores. - Todo porque has querido que darte hasta el último momento a ayudar.

He de decir que su último comentario me ha dolido más de lo que trato de aparentar.

-  No podíamos permitir que ninguna de esas mujeres muriera en la explosión Markus – añado enfadada y él se gira por completo hacia mi.

-          Había los suficientes soldados como para que no te tuvieras que arriesgar tú – responde y me cruzo de brazos.

- Necesitaba hacerlo - respondo y él se encoge de hombros.

- ¿Para qué?

- Para asegurarme. Solo puedes saber que todo ha salido bien si eres tú mismo quien está allí.

Él bufa de nuevo y mis nervios están a flor de piel.

No le voy a decir la verdad, no le voy a decir que en realidad lo he hecho porque...

Porque es lo que me hubiese gustado que en su momento hubiesen hecho por mí.

Que no me tuviese que haber salvado sola sino que alguien se hubiese ocupado de sacarme sana y salva.

ÁCRUX ✅ [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora