| CAPÍTULO 9 |

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- Deseo, eso es lo que brilla en sus
ojos verdes.

El resto de la semana transcurre con normalidad, me está siendo fácil habituarme a vivir en Berlín, de hecho, me está gustando más de lo que creía y hablaba con Dante de vez en cuando.

Markus se ha dado cuenta de que supero el nivel de entrenamientos con creces, por lo que hemos empezado a entrenar nosotros solos en un apartado más pequeño, con ejercicios más largos y difíciles.

Los entrenamientos los superó con facilidad, Markus está sorprendido ante mi corto procesamiento para habitarme a la nueva vida que llevo pero los entrenamientos que tenía en Italia eran similares.

Mi general no contento parece querer ponerme a prueba cuando hace un par de días me dijo que a partir de ahora entrenaríamos solo nosotros dos, de forma que el se encargaría de que no tuviese el ego tan subido.

Es sábado y esta noche es la gran fiesta de la que todos han hablado. Es tan importante ya te solo va la gente con un gran poder internacional, no todos tienen el permiso para asistir a esta.

Van políticos importantes y solo los mejores soldados tienen permitida la entrada a este acto tan grande.

Mientras escojo los vestidos que más me gustan tocan a la puerta y bajo a abrir y abro la puerta viendo a la castaña que lleva una bolsa grande que al parecer contiene el vestido que se pondrá esta noche.

- Venga Lucía pasa, arriba está mi baño, por si quieres ir entrando a arreglarte - digo mientras me dirijo hacia las escaleras y ella me sigue. - ¿Tu pareja no acude a la fiesta? - le digo mientras empiezo a retocar el perfecto maquillaje que llevo hecho.

- No es un soldado ni tiene un cargo importante así que no tiene permitida la entrada a esta reunión, pero normalmente suele acudir a las que hacemos más informales, los demás ya le conocen y al parecer le cae bastante bien a todos - añade y me siento culpable al no recordar que nadie sin la invitación necesaria podía entrar a la fiesta. - No pongas esa cara mujer, el es feliz en el trabajo que lleva, es médico y siempre había sido lo que había soñado, así que si él es feliz así quien soy yo para llevarle la contraria. - dice mientras empieza a retocarse el maquillaje al igual que yo.

- Supongo - digo sin saber cómo llevar esta situación, no se hablar sobre este tema ya que nunca he tenido una relación formal.

Cuando ya estamos maquilladas ella saca su vestido y me lo enseña. Es un vestido precioso de color rosa pálido, el cual lleva mangas cortas y un escote algo tapado.

Cuando se lo prueba parece una auténtica princesa, su color de piel y pelo resalta con ese vestido y se ve preciosa.

Llega mi turno y saco el vestido que por fin había decidido usar.

Este es de un color azul marino que he elegido porque contrasta perfectamente con el color de mis ojos, es de tirantes finos y con un pronunciado escote en uve que permite ver perfectamente la forma de mis pechos, al ser tan pronunciado no llevo ropa interior.

Llega hasta mis tacones altos de un color plateado a excepción del corte que lleva a nivel de mi pierna derecha, que termina a un palmo por encima de la rodilla.

Cuando Lucía me ve ya vestida me silba:

- Estas increíble nena, podrías estar con el hombre que quieras. - dice mientras admira mi silueta y no puedo evitar pensar en que había dicho exactamente lo mismo que Markus hace unos días cuando me traía a casa en el coche.

- Muchas gracias, tu también estas preciosa - A pesar de tener menos curvas que yo el vestido resalta cada centímetro de su piel.

Las dos dejamos nuestro pelo suelto y cuando estamos listas para salir por fin llaman a la puerta.

ÁCRUX ✅ [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora