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Lucía:

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Lucía:

24 horas antes...

Tal vez el pequeño pajarillo arregló sus alas y pudo volar por fin.

Me tiemblan las manos cuando me acerco resguardada por varios soldados hasta la puerta.

Son ellos quiénes se adelantan a abrir esta para segundos más tarde se apartan dejándome el paso.

Las anchas espaldas de los hombres que me han acompañado desde la que se me había asignado como mi habitación hasta la pequeña sala en la que se nos encontramos ahora mismo se apartan dejándome detallar el interior de esta.

En ella tan solo hay tres hombres a los cuales siempre les estaré agradecida por todo lo que han hecho por mi además de los que acabamos de adentrarnos en la habitación con un escaso inmobiliario de un par de estanterías y una mesa de escritorio, todo de una madera color caoba.

- Pasa.

La voz de uno de ellos me obliga a caminar hacia el interior quedando justo delante de ellos.

El frío se cuela por mi ropa a pesar de llevar manga larga además de una ropa gruesa y abrigada para tapar la mayor parte de mi piel. No deseo que nadie me vea en este estado, lo último que quiero esque sientan lástima por mi en estos momentos.

He decidido esto porque es lo que más he querido los últimos días.

Desaparecer del mapa incluso para mí. Que nadie pueda encontrarme y marcharme sin mirar atrás.

El mismo que había hablado anteriormente hace un gesto con la cabeza que los guardias parecen comprender cuando se marchan cerrando la puerta tras ellos dejándonos solos.

Es ahora cuando comprendo que finalmente voy a terminar con esto, con todo lo que he luchado durante tanto tiempo por conseguir.

Que todos estos años se van a ir cuando los papeles estén firmados por mi misma.

Quedo totalmente expuesta ante tres pares de ojos que me observan detalladamente.

- No haremos esto muy largo - habla el presidente y asiento con la cabeza. - No es el lugar apropiado pero es donde nos encontramos y dudo que quieras alargar esto mucho más.

Será lo mejor.

- Está bien.

Es entonces cuando el general extiende un papel con letras impresas en él en mi dirección.

- Siéntate y leelo con calma, no hay prisa - explica el presidente y le sonrío levemente.

Hago lo que me ha ordenado y tomó asiento en la silla que queda delante de ellos.

ÁCRUX ✅ [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora