| CAPÍTULO 12 |

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- Los recuerdos viven,
dejando las pesadillas para
no ser olvidados.

- Mamá- grito con todas mis fuerzas cuando la veo y corro hacia ella.

En ese momento alguien surge de las sombras y le apunta con un arma, no logro ver quién es pero intento llegar lo antes posible donde se encuentra.

Cuanto más corro más lejos parece que están, como si se alejaran al mismo ritmo al que yo me acerco y nunca llego, nunca me es posible llegar.

Despierto sobresaltada y mi piel está cubierta por una fina capa de sudor, de mis ojos caen lágrimas que seco antes de salir de la cama.

No llegan a ser las siete de la mañana por lo que me quedo tumbada en la cama por horas ya que no tengo nada que hacer, simplemente lloro y no puedo hacer nada por evitar ahogarme en mis lágrimas.

Pasan las horas y consigo salir de la cama para llegar al salón, son más de las dos de la tarde y no he comido nada, cosa que tampoco tengo pensada hacer.

Veo las bolsas que contienen tres botellas de Whisky y no dudó en coger una de ellas y empinarla sobre mi boca hasta hacer que el contenido de la botella caiga en mi boca.

A las pocas horas he terminado la primer y empiezo la segunda botella hasta que pierdo la noción del tiempo y no sé ni dónde vivo, ni cuánto he bebido ni cuanto nada, así me gustaría sentirme siempre, en un lugar donde no puedes concretar nada, un lugar donde nada duela y el sufrimiento no exista.

Es 5 de noviembre y hoy hace dos años que mi madre murió, o mejor dicho, que la asesinaron, haciendo que el corazón me duela más que el resto del cuerpo en cualquiera de las batallas y guerras que he librado y más que cualquiera de las heridas en las que hasta hoy sigo teniendo cicatrices y marcas.

En ese momento tocan a la puerta y me levanto como puedo del sofá tambaleandome hasta llegar a la entrada para abrir y me encuentro con un Markus perfecto y bien vestido, tan elegante como siempre, que huele tan bien...

- Alessia ¿Qué coño estas haciendo? - pregunta mientras mira a la botella que había cogido para llevarla conmigo y a mí sucesivamente.

- Beber - digo mientras me vuelvo a tumbar en el sofá y el entra cerrando la puerta tras de sí.

- Eso ya lo veo - añade obvio.

- ¿Que coño haces aquí tu? - le digo trastabillando entre sílabas de lo bebida que voy.

- Ayer en la reunión quedamos en que me pasaría hoy por aquí para aclarar algunas de las dudas sobre la misión, pero ya veo que lo has olvidado - dice señalando la botella que sigo llevando a mi boca.

- No la había olvidado, básicamente no lo sabía ya que no te hice ni caso porque ignoraba todo lo que decías - mierda, joder, esto de estar borracha hace que diga las cosas con demasiada impulsividad, sin embargo el no parece enfadarse conmigo.

Al contrario de lo que pensaba que iba a hacer coge la botella que tengo en mis manos y le da un largo trago antes de devolvérmela y todo ello sin dejar de mirarme a los ojos y su mirada me derrite por dentro haciendo que mi interior se contraiga más que por el whisky.

Se acerca a mí y se sienta justo a mi lado en el sofá.

- ¿Por qué estás así Alessia? - dice haciendo que mi piel se erice ante el breve contacto de su aliento junto a esta.

No respondo así que lo único que hace es volver a sentarse bien en el sofá a mirar cómo bebo.

- ¿Qué me estás haciendo..? - dice en voz más alta de lo que cree y mis mejillas se calientan.

ÁCRUX ✅ [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora