| CAPÍTULO 10 |

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- Las verdades siempre salen a la luz,
tarde o temprano, todo se sabe.


El despertador suena a la misma hora de siempre, haciendo que me despierte y es la mañana siguiente a la fiesta.

En toda la noche no he podido parar de darle vueltas a Markus y en todo lo que pasó ayer respecto a él, por lo que no he descansado bien y estoy totalmente agotada.

Cuando he despertado tenía tres llamadas perdidas de mi general y varios mensajes dónde ponía que debíamos hablar, los cuales no he respondido y dejado en leído, para comprobar si realmente es lo suficientemente inteligente como para entender que lo que menos quiero es volverlo a ver por ahora.

Bajo las escaleras y voy a la cocina donde encuentro a Dante que murmura por lo bajo mientras apretá varios botones de la máquina para que saque su café.

- Tan listo para unas cosas y tan tonto para otras - le digo mientras pulso dos botones y empieza a salir su bebida caliente mientras él me hace la burla y los dos reímos ante su ocurrencia.

- Disculpe comandante por no ser tan moderno para saber cómo funciona una máquina diabólica de estas con cuatrocientos mil botones - dice mientras se ríe y yo empiezo a poner mi café en marcha después de que el suyo haya sido terminado. - Hoy mi vuelo sale a las ocho de la noche, podemos comer en algún restaurante cercano - dice mientras yo asiento con la cabeza.

- Claro, porque en tu época tenías que hacer la hoguera para calentar el café - digo riéndome de él y se hace el enfadado por unos minutos.- Conozco un restaurante por la zona donde la comida está deliciosa - le respondo mientras empiezo a subir las escaleras para vestirme después de haber tomado mi café y haber desayunado con Dante me ha levantado el ánimo.

Me pongo unos pantalones ajustados y una camisa blanca larga abotonada metiéndola por dentro de los pantalones de cintura alta, con unas doctor Martens del mismo color que la camisa junto con un abrigo amplio de cuadros y bajo las escaleras para llegar al salón, donde Dante ya está esperándome para ir a dar un paseo y comer.

Esta vez conduzco yo y empezamos a hablar de cuánto echaba de menos conducir mientras reímos ante algunas comentarios que decimos entre los dos.

Caminamos por la ciudad y él me habla sobre la historia que se vivió aquí, ya que sabe mucho sobre esto y a mí me encanta escucharle tan emocionado con algo.

Llegamos al restaurante, el cual es precioso, de paredes claras al igual que las mesas y demás mobiliario, ventanales gigantes permitiendo la entrada del sol en su interior y solo con observar el menú se puede ver cuan caro es comer aquí, pero eso ahora mismo no me importa ya que mi estomago está empezando a rugir del hambre que tengo.

- Veo que para lo poco que llevas instalada en Berlín conoces sitios increíbles - me dice Dante mientras observa el menú.

- Me trajo a cenar mi equipo de la milicia, al parecer para interrogarme, ya que no pararon de hacerme preguntas para saber algo más de mi - empiezo a reír al recordar la escena - Fue después del primer entrenamiento, decidimos que era buena idea comer juntos para que pudiese conocerlos mejor.

- Eso seguro, porque ya me he dado cuenta de que a algunos los conoces demasiado bien - añade en tono de burla.

- Venga ya Dante, no tienes ni idea - recalco yo con un tono sarcástico.

- Estaba pendiente de ti ayer, solo como bailasteis, como os mirábais y como te arrastró hacia el piso superior os delató totalmente. Sino quieres contarme qué pasó estás en todo tu derecho, le conoces tan solo desde hace unos días y mírate, parece que estés pilladísima de él, no se dónde ha quedado la Alessia que le rompía el corazón a cualquier hombre allí por dónde pasaba - añade en un tono el cual solo hace que enfadarme.

ÁCRUX ✅ [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora