| CAPÍTULO 26 |

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- El fin justifica los medios,
o al menos para ellos siempre lo hará.


En cuanto sale por la puerta quedo sorprendida ante la idea de la misión.

No sé si estoy realmente preparada para esto.

¿Quién podría estar preparado para algo así?

Añado en mi mente. De verdad pienso que ni siquiera el soldado más preparado del mundo podría estar totalmente listo para encargarse de algo así y mucho menos de lo que hay dentro.

En menos de seis meses han sido capturadas más de 100 mujeres en diferentes partes de Nueva Zelanda.

Pienso en el lugar, en el laboratorio y en las imágenes que captaron... Eran realmente aterradoras, ni siquiera imagino lo que debe ser estar privada de mi libertad y ser obligada a inyectarse esa droga una y otra vez.

Las personas, las cuales no hemos podido identificar como mujeres hasta hoy por las condiciones en las que se encontraban, estaban encerradas en celdas como si fuesen animales, ratas de laboratorio con las que experimentar.

Las tratan como a conejillos de Indias ya que para ellos lo son.

El único pensamiento que cruza por sus cabezas es... ¿Que otra utilidad tendrían que experimentar con ellas no?

El grado de psicopatismo y sociopatismo dentro de estas organizaciones es supremamente mayor de lo que se cree, no les importa dañarte, torturarte o incluso matarte.

Se criaron así y es lo único que han visto, violencia y sangre derramada.
Al criarte entre psicópatas, gente sin ni siquiera remordimientos y manipuladores terminas convirtiéndote en uno más de la mafia.

Para ellos el fin justifica los medios y siempre lo hará mientras ellos consigan lo que quieren.

Decido levantarme tras estar unos minutos dándole vueltas al tema.

Realmente esas personas están muertas en vida, tras tanto tiempo siendo inyectadas con esa sustancia...

¿Quién saldría vivo? Y aunque salgas viva de alli...

¿Conseguirías superar eso?

Su piel estaba empezando a desprenderse como si de escamas se tratase y sus ojos... Sus pupilas empezaban a partirse asemejándose a las de una...

Muevo la cabeza para eliminar mis pensamientos ya que ni siquiera soy capaz de soportar la idea de que haya mujeres en esas condiciones.

Me dirijo hacia mi cuarto de baño para empezar a arreglarme.

Me ducho y visto con el uniforme totalmente negro que cubre mi piel y se pega a ella haciendo que mis curvas resalten en este.

Me miro al espejo con una sonrisa triunfal. Tengo que decir que mi cuerpo es casi todo genética, pero el entrenamiento tan duro que llevamos hace que esté totalmente tonificado creando una silueta que volvería loco a cualquiera.

Unos minutos después de haberme lavado los dientes y encender la chimenea para calentar la casa escucho la puerta principal abrirse cuando la golpea un poco con su pie para que esta le permita pasar.

Esto hace que gire mi cabeza viendo como el general trae con él una caja de cartón enorme.

En esa caja podría entrar yo, sin exagerar.

Enarco las cejas hacia su dirección al verle y el empieza a reír cuando pone la caja en la parte del sofá más alejada de donde yo me encuentro.

ÁCRUX ✅ [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora