| CAPÍTULO 25 [II] |

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- Objetivo, el fin al que se desea llegar o la meta que se pretende lograr.


Empiezo a llenar la bañera y en cuanto el agua empieza a salir empiezo a quitarme la ropa, desnudándome mientras el espejo refleja mis grandes inseguridades cubiertas por los tatuajes.

Cuando quedo totalmente sin ropa y el recipiente está completamente lleno hundo mi cuerpo en este y cierro los ojos, perdiendo el conocimiento del tiempo que paso en el agua.

Tan solo puedo pensar en sus manos pasando por mi cuerpo y sus dedos tocando todo aquello que tanto desean llevándome al límite de la poca cordura que me queda.

Llevo mi mano hasta uno de mis pechos pellizcando uno de mis pezones imaginando su mirada lasciva sobre mi y la culpa me sumerge más en el agua.

A pesar de ello el deseo me gana haciendo que lleve la yema de mis dedos hasta ese punto de nervios que tanto quiere ser tocado.

No tardo en correrme cuando mis dedos aumentan la velocidad. Cuando pienso en el embistiendome de cualquier forma posible y como me está afectando.

La velocidad aumenta, mi respiración se acelera y mi corazón late a una velocidad demesurada. No puedo parar y tampoco que quiero hacerlo.

Mi casa, Bali, su casa, Italia, su despacho...

Todos los lugares donde lo hicimos vienen a mi mente una y otra vez encargándose de llevarme hasta el punto más alto del placer.

Pongo mi mano libre sobre mis labios para evitar que los jadeos del orgasmo que me avasalla inunden la habitación.

Tras unos segundos en los que mi respiración se empieza a calmar, mis sentidos que todavía funcionan se vuelven a poner en alerta cuando escuchan dos golpes sonar en la puerta del baño.

Me incorporo en la bañera antes que la voz de Markus resuene.

- Alessia, no tardes en bajar o la cena se enfriará. - la voz del general inunda la habitación a pesar de estar detrás de la puerta.

Antes de que pueda responderle escucho sus pasos alejarse y suspiro antes de salir de la bañera, abandonando el agua caliente que rodeaba mi cuerpo.

Cojo una toalla y la envuelvo en mi pelo mientras empiezo a ponerme ya el primer pijama que he encontrado en el equipaje.

Bajo las escaleras con esto puesto y encuentro a Markus emplatando lo que parece ser carne con patatas en dos platos.

Mis ojos recorren la encimera de la cocina en la que ya se encuentran varios cubiertos y vasos de cristal llenados de agua.

- No quería molestarte - dice y yo me encojo de hombros.

- No te preocupes.

Ya había terminado

- Gracias por esto - señalo la cena para olvidarme de lo sucedido hace unos segundos y el trae los platos de comida colocando uno frente a mí.

- Me gusta cocinar, no es ningún problema hacerlo - añade y le sonrío.

Cuando doy un bocado del trozo de carne casi me derrito de lo bien hecha que está.

Justo en su punto.

- ¿Dónde aprendiste a cocinar así? - le pregunto mientras sigo comiendo.

- Es una larga historia - responde y yo alzo mis cejas.

- ¿Es eso o que no me lo quieres contar? - pregunto y el suspira.

ÁCRUX ✅ [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora