| CAPÍTULO 11 |

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- Tanto los muertos como los secretos,
flotan.


- Tú - le señalo con el dedo - y yo no tenemos nada de lo que hablar- le digo mientras intento apartarlo para abrir la puerta pero me es imposible.

- No es lo que crees - dice intentando que me quede a escucharlo.

- Me da exactamente igual, no creo ni quiero creer nada - respondo mientras coloco las llaves en la cerradura.

El pasa la mano por todo mi brazo y una corriente eléctrica se instala alrededor de mi piel, sigue tocando con la yema de sus dedos la manga de mi camisa hasta que llega al cuello de esta, que al ser más abierto puede acceder a mi cuello con facilidad.

- Markus - le digo queriendo sonar enfadada pero más que eso parece sonar a una súplica a la que el accede.

Es entonces cuando el estira de mí y me empuja contra la puerta de mi casa y gruñe cuando me besa de una forma en la que nunca me habían besado.

El deseo empieza a construirse t la sensación donde nuestras pieles se tocan es increíble haciendo que pierda el control de lo que estoy haciendo sin poder evitarlo.

Noto que su mano va haciendo camino desde mi pierna hacia arriba y sigue avanzando por encima de mi pantalón volviéndome loca, haciendo que no pueda apartarme de él.

- Markus - Repito de forma que esta vez tengo más éxito y él me mira a los ojos.

Es en sea jodido momento en el que mi mundo cae.

- Dime Alessia - dice recalcando mi nombre tan lento... tan seductor.

Escucharlo salir de su boca siendo tan solo un susurro es como oír mil plegarias.

- Me tengo que ir - intento decir para que me deje marchar.

Sino me voy ahora no podré hacerlo y luego me arrepentiré de esto.

Es en ese momento en el que me suelta de su agarre y asiente.

- Solo quería aclarar las cosas, ya está hecho.

- No hay nada que aclarar y no hay nada aclarado Markus, entre nosotros dos no hay nada, ni lo habrá - No controlo las palabras que salen de mi boca y continúo hablando - No somos nada, no me tienes que dar explicaciones de lo que haces con tu vida.

Es la furia la que habla por mi y para ser sinceros mi ego dañado.

Si prefiere a otra no voy a ser la segunda opción, ni de él ni de nadie.

- Si lo que venías a hablar conmigo era de porque te fuiste con la rubia media hora después de obligarme a subir contigo al piso de arriba en la fiesta, no será necesario que digas nada. - suelto mientras me quema la garganta al tragar saliva.

- Eres una cobarde - me dice y lo interrumpo antes de que siga hablando.

- No confundamos prudencia con cobardía, lo primero es una virtud - le digo cuando me giro completamente para mirarlo - No vengas a mi cuando ella no quiera echar un polvo o por fin se canse de ti, no soy el segundo plato de nadie, eso sí que no lo permito - termino de hablar antes de que él pueda replicar.

Abro la puerta rápido y me meto en casa cerrando la puerta dejándolo solo en el pasillo.

Necesito pensar en cómo me hace sentir, no puedo caer en sus brazos. No puedo tener una relación con nadie y el no es de esos, no puedo caer en sus redes porque no podré salir de ahí y es entonces cuando terminaré destruida por completo.

Cuando intento ver el pasillo por la mirilla de la puerta me doy cuenta de que ya se ha ido y eso de alguna forma me reconforta.

Aunque mi pecho no parece sentir lo mismo ya que un vacío se instala en él.

ÁCRUX ✅ [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora