ÁCRUX ✅ [#1]

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Combinaciones de
desastres.

Narrador omnisciente:

Y así fue como Atenas presenció la llegada de ambos a su tierra.

Las noches estrelladas se hacían incluso más brillantes desde que ellos se tumbaron a verlas en la terraza del hotel, en una de esas hamacas justo al lado de la piscina privada.

Caminaron cogidos de la mano por la capital de Grecia para visitar cada uno de sus rincones, desde aquellos donde toda la gente podía verles hasta en esos en los que se escondían en la oscuridad.

Lo primero que visitaron fue lo principal y por lo que Atenas es conocida mundialmente. La Acrópolis.

Entraron en todos los edificios a los que se está permitido y a los que no también lo hicieron. Todos sus museos, el teatro de Dionisio y el Odeón de Herodes.

No pudieron perderse ver el barrio conocido como Plaka, donde callejearon hasta terminar agotados por sus diversas tiendas, restaurantes y la increíble plaza Monastiraki.

La plaza Sintagma es el centro de vida ateniense, aunque ambos estuvieron de acuerdo en que preferían sin lugar a dudas la plaza Monastiraki.

Otro de los lugares que decidieron visitar fue el museo arqueológico.
En el se encuentran muchas de las estatuas que se deben a las deidades griegas y no quisieron perderse ninguna de ellas.

La anciana que regia una de las miles de tiendecillas en el mercado les recomendó a los dos acercarse hasta el monte Licabeto, donde encontrarían las mejores vistas de la ciudad.
También les explico que miles de años atrás se creía que allí vivían lobos, y es por ello que el monte se llama así, proveniendo de la palabra lycos, que significa lobos.

Y aunque ninguno pudo ver esos animales si le dieron la razón a la mujer que les dijo que sería una de las mejores experiencias que podrían vivir en ese lugar.

Al noroeste de la Acrópolis se encuentra el barrio conocido como Kerameicos, lugar en el que se llevaban a cabo los trabajos de alfarería.

Todos esos lugares supieron que estaban completos cuando ellos estaban ahí. Ambos, cogiendo con fuerza sus manos para no perderse entre la multitud del gentío y las sonrisas que uno le robaba al otro.

Mientras tanto en Nueva Zelanda se encontraba el presidente Müller, organizando y tratando de averiguar todo aquello que estaba sucediendo alrededor de su hijo y de la comandante.

A pesar de que Alessia le había pedido a Markus y ambos habían llegado a un acuerdo de no contarle nada a nadie, el general no pudo evitar decirle a su padre donde se encontraban, aunque tan solo fuese por la seguridad y protección de Alessia.

Hasta principios del próximo mes no habría otra misión debido a que tenían que intentar buscar el mayor número de pruebas para dirigirse hacia el próximo objetivo.