Capítulos 2: ¡Hola soy...!

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Hacía sol, la temperatura era muy agradable; se podía escuchar el silencio y el cantar de los pájaros, un hombre con abundante cabellera negra peinada en puntas dormía plácidamente en una de las camas del hospital de la hoja, sus heridas, aunque múltiples no eran de gravedad y tenían la pinta de que sanarían pronto sin mayores contratiempos. Por otro lado, el grupo de ninjas que lo habían traído a él y a su hijo estaban bastante sorprendidos, especialmente por encontrarlo dentro de un enorme cráter sin daños considerables; además al transportarlos se dieron cuenta que el adulto pesaba muchísimo siendo que no cargaba consigo nada extra a sus ropas, las cuales los doctores al desvestirlo para tratarlo notaron que eran las que agregaban peso, debían ser como unos cien kilogramos en total.

Por otro lado, en cuanto al chico que tenía un brazo roto, la lesión sanó prácticamente al entrar en contacto con el ninjutsu médico, demostrando que su cuerpo no solo era fuerte, sino que además poseía un factor de curación sumamente acelerado; por lo menos cinco a diez veces superior al de las personas promedio, cosa que desde luego desconcertó a los médicos. Al igual que con el mayor de los dos, los pronósticos eran sumamente favorables, todo indicaba que también podría salir al día siguiente.

La líder de escuadrón Kushina Uzumaki fue la responsable de entregar el reporte de la misión al Hokage además de informar de su inusual hallazgo, este último le pidió que en cuanto alguno de los dos recobrará el conocimiento se le informará para poder interrogarlos, cosa que esta asintió sin reparos. Los desconocidos eran resguardados por una unidad ANBU por cualquier inconveniente, pese a eso ninguno de los elementos del equipo de la pelirroja sintió en esos, dos malas intenciones. En eso Kushina regresaba al hospital para pedir informe sobre los pacientes.

· Dígame doctor, ¿ya despertaron? – interrogaba la jounin al médico encargado –

· No Kushina sama, aun duermen, de hecho, justo ahora iba a ir a revisarlos, ¿gusta acompañarme? – respondía amablemente el galeno –

· Si desde luego – se concretó a responder la Uzumaki –

Dentro de la habitación, un musculoso y aletargado caballero comenzaba a despertar; moviendo su cabeza y estirando sus brazos, a la par que abría lentamente sus ojos y con un gran bostezo intentaba incorporarse. Al recuperar por completo la conciencia se dio cuenta que estaba en una habitación de hospital, lo cual lo hizo ponerse nervioso, ya que como todos recordarán, Goku tiene un pavor por esos lugares, en especial por las inyecciones, esto último fue lo que más le causaba preocupación; justo cuando sus pensamientos volaban hacia escenarios terribles donde él era arponeado por miles de agujas la puerta se abrió haciendo que el sayajin contemplara a dos personas, Kushina y el médico.

· ¡Vaya! Veo que por fin despertó – decía el doctor con emoción – díganos ¿cómo se siente?

· ¡Usted no va a inyectarme nada verdad! – respondía el extraño musculoso con una cara que a todas luces denotaba un terror brutal –

· Tranquilo amigo, cálmese por favor, no hay necesidad de eso – el galeno trataba de calmar a su paciente que estaba muy alterado –

· ¡No le creo! ¡Debo salir de aquí de inmediato! – chillaba el tipo de pelo en punta, mientras se retorcía en su cama –

· ¡Ya fue suficiente! ¡Cállese y compórtese! – gritaba una furibunda mujer pelirroja, mientras le daba un fuerte coscorrón en la cabeza al azabache - ¡se comporta como un bebe!

· ¡Ay! ¿por qué me golpeo? – se quejaba el paciente mientras se sobaba la cabeza – eso no era necesario, en vez de curarme, aquí me lastiman más

· Lo siento, de veras – comentaba la ninja – pero necesitaba que se calmara hay muchas cosas que quiero realizarle, son de suma importancia.

Los Son Padre e hijo en el mundo shinobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora