Capítulo 36: Los instigadores, los beligerantes y los culpables

574 55 11
                                    

Mientras tanto en Konoha, una semana antes

Naruto entrenaba con su nuevo maestro, Jiraiya, quien estaba sorprendido de que el pequeño rubio ya supiera de la existencia del zorro de las nueva colas y que además estos se llevarán bien, el joven Uzumaki le contó que eso se lo debía a su Padre y su hermano; ellos los habían presentado y ayudado a comenzar una relación de amistad, ahora Kurama, nombre del Kyubi, le hacía prestamos de chackra cuando Naruto lo requería, pero reconocía que aún le era muy complicado hacer uso de tal poder.

De manera semejante el sabio de los sapos también reconocía que Naruto tenía un físico bastante fuerte, cosa que de inmediato adjudicó a su nueva familia, la cual gustaba de entrenar casi con el mismo empeño que él dedicaba a sus "investigaciones". Gracias a lo anterior Gohan pudo zafarse un poco de la responsabilidad de cuidar de su hermano, aun así, él seguía entrenando a Karin para ayudarla a ser más fuerte e independiente y a decir verdad la pelirroja era una excelente estudiante.

· Oye sabio pervertido, ¿hasta cuándo podré aprender ese nuevo jutsu? – preguntaba un impaciente rubio

· ¡Naruto que dejes de llamarme así! – contestaba un fúrico pero cómico Jiraiya

· Oye esto de la invocación ya lo dominé rápido ¿no hay otra cosa que me puedas enseñar? – decía un niño ojiazul aburrido

· Bueno está bien, te enseñaré un jutsu secreto, de hecho, a tus padres les costó mucho dominarlo, el rasengan – el viejo ermitaño, estaba asombrado del progreso del chico

· ¡De veras!... mamá me habló de ese jutsu, pero... no pudo enseñármelo – el ánimo del chico se veía disminuido al recordar a su recién fallecida progenitora

· Naruto, veo que aún sufres por ese recuerdo ¿no es así? – preguntaba el viejo acercándose a su ahijado

· Si, aun sigo en negación, no puedo aceptar que mamá... ya no esté – respondía – respondía el chico con los ojos cristalinos

· Yo tampoco, hijo, yo tampoco

En eso una figura conocida bajaba del cielo, un hombre de cabello negro en forma de palmera había regresado y lo primero que quería era ver a su nuevo hijo, ver a Naruto, el chico al verlo de nuevo, sin tardar un segundo fue corriendo hacía él y se fundió en un abrazo con el azabache recién llagado, el chico era correspondido con el mismo gesto del saiyajin, la muestra de afecto duró por varios minutos, tanto el niño como el adulto estaban realmente felices de reencontrarse.

· Papá, volviste antes – el chico pronunciaba estas palabras mientras aun abrazaba a su padre

· Perdóname, por haberme ausentado en este momento, te prometo que no volverá a ocurrir, he vuelto para quedarme, contigo y con tus hermanos – respondía el Son recuperando su alegría

· Vaya, así que ese es Son Goku – se decía para sus adentros el sabio de los sapos.

· ¿Dónde están tus hermanos? – preguntaba el saiyajin

· Están entrenando por su lado, yo hago lo mismo con el sabio pervertido, es decir mi padrino Jiraiya sensei – el chico señalaba al viejo de larga cabellera blanca

· Hola, por fin tengo el placer de conocerlo, ¿usted debe ser Son Goku? – se acercaba el peliblanco amistosamente

· Mucho gusto así es – Goku lo recibía estrechando la mano del hasta ese momento, desconocido

· Disculpe mi atrevimiento Son Goku ¿podría hablar con usted en privado? – pedía el sabio de los sapos?

· Perdoné voy con prisa a ver al Hokage, encontré algo que puede ayudarnos a dar con el culpable de... - Goku era interrumpido

Los Son Padre e hijo en el mundo shinobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora