Los Son Padre e hijo en el mundo shinobi

Capítulo 46: ¡Por fin despiertas!

Tusnade caminaba sola por las calles del pueblo, las luces de los casinos alumbraban su camino y el bullicio de la gente a su alrededor le era imperceptible; en ese momento sus pensamientos estaban muy lejos de ese lugar, solo recordaba las palabras que ese niño rubio le había dicho. Kushina Uzumaki estaba muerta, tal parece que la vida no se cansaba de quitarle a sus seres queridos, la pelirroja era de alguna manera familia suya por parte de su abuela y además esta última le dio cobijo cuando era niña y esta llegó a la aldea, así que sí, se conocían y tuvieron una buena amistad en el pasado.

Esto le hizo recordar a sus muertos, Dan el tío de Shizune y su prometido, que murió en el campo de batalla hace ya más de veinte años y Nawaki su hermano menor que tuvo un destino semejante, pero siendo mucho más joven, tenía cerca de la edad de Naruto. Esos fantasmas fueron la principal razón para dejar la hoja unos años atrás, aunque, en realidad nunca fue capaz de olvidar en realidad solo negaba lo que sentía y con eso se había vuelto dura como una piedra. De repente y sin previo aviso se sentó en el suelo y se puso a llorar; para ese momento ya había dejado el pueblo algo lejos y estaba a las afueras cerca de un viejo castillo.

La rubia ojos color canela recordaba a la chica pelirroja, venían a su cabeza memorias del día en que llegó a la casa de su abuela una niña de unos diez años de largos cabellos carmesí, con una mirada triste y muy nerviosa; ella fue la primera en recibirla, le regaló una sonrisa y le extendió la mano, misma que la pequeña Uzumaki estrechó tímidamente, desde entonces era común encontrarla en el patio de la casa Senju entrenando su ninjutsu y taijutsu. Tsunade admiraba su determinación y fortaleza además de que llegó a tenerle un gran cariño por lo atenta y buena que era con su abuela Mito. En eso la sannin escuchó una voz familiar, pero una que no tenía ganas de escuchar.

· Vaya, vaya, vaya la temible Tsunade Senju ¿llorando? – Orochimaru comenzaba con sus indirectas.

· Eres la persona que menos quiero ver en este momento, ¡mejor lárgate si no quieres que aplaste tus sesos con mis puños! – amenazaba la mujer.

· Cálmate amiga, no he venido a pelear, vine a negociar – replicaba el hombre serpiente.

· Lo que sea, no estoy interesada – respondía tajantemente la de ojos canela.

· ¿Ni si quiera si te ofrezco devolverte a Dan y a tu hermano? – lanzaba el dardo el asqueroso hombre.

· ¿De qué demonios estás hablando? – preguntaba molesta Tsunade.

· Parece ser que si te interesa – hablaba con sarcasmo y burla el hombre reptil.

· Supongamos que digo que sí, ¿cómo vas a hacer eso? – cuestionaba la rubia

· He perfeccionado el jutsu prohibido del segundo, resurrección del mundo impuro, esta ocasión ya es estable – respondía Orochimaru.

· Eso es imposible – la mujer seguía sin creerle.

· Piénsalo, nos veremos aquí mañana a medio día – el repugnante sannin de las serpientes desaparecía entre las sombras.

Tsunade estaba confundida, por un lado, había recibido una noticia devastadora para ella y por el otro una oferta que podía devolverle a dos de sus seres más amados a la vida; aun así, ella no confiaba en Orochimaru, sabía de su corazón podrido y su mente retorcida. Además, no le dijo lo que quería, aunque lo deducía, en otra oportunidad la hubiera intentado secuestrar u obligar, pero esta vez quiso negociar, la verdad el tipo se veía muy mal parecía casi muerto algo muy serio le había ocurrido recientemente, seguramente quería tratamiento médico.

· Oye ¿qué haces aquí?, te hemos buscado por todas partes, eres difícil de encontrar – Jiraiya aparecía tras de ella.

· Lo que yo haga no te importa, ahora déjame tranquila – dejaba al sannin con la palabra en la boca y se iba.