Los Son Padre e hijo en el mundo shinobi

Capítulo 72: De relatos e historias al comienzo de la gran batalla

[Nota del autor: Akane Uzumaki es el nombre que le di a la Madre de Karin, la primera parte del capítulo se la dedico al castigo que se merece el hombre que provocó la muerte de la Mamá de la segunda hija adoptiva de Goku, de verdad odio a ese sujeto, se me hace tan miserable como Danzo o el tipo de la tienda de máscaras, si no lo conocen búsquelo aparece en el anime, su nombre es Zosui. Fin de la nota].

Mientras en la aldea oculta entre la nube, o lo que quedaba de ella, Vegeta y Gohan hacían frente a Freezer y Cell, en los restos de la aldea oculta entre la hierba Janemba se divertía aniquilando al que él definió como "el lugar más podrido del nuevo mundo que acababa de conocer". El demonio de piel roja y ojos amarillos sostenía del cuello a un individuo que a su parecer era el más despreciable ser de este mundo; el hombre en cuestión era de mediana edad, alto, de cabello negro con amplias entradas, ojos oscuros y de piel pálida; su nombre era Zosui. Para hacerlo sufrir y humillarlo lo más posible, el exterminador del infierno mato a cada hombre, mujer y niño, así como a los ancianos de toda la comunidad.

· Eres un bastardo, ¿cómo pudiste causar todo este genocidio? – interrogaba sumamente molesto Zosui.

· Hipócrita, te sientes ofendido por mis actos, cuando tú has hecho muchos semejantes a los míos, pero cubriéndote con una máscara de rectitud y patriotismo; eso lo usaste como estandarte para realizar actos inhumanos en contra de todos aquellos pobres diablos que pidieron auxilio y refugio en tu "hogar" – contrargumentaba el ángel de la muerte.

· ¿Qué es lo que sabes de mí?, tú ni si quiera eres humano – respondía molesto el moribundo líder.

· Lo sé todo – contestaba lleno de gozo el depredador – Akane Uzumaki, ¿te suena ese nombre?

· ¿Qué has dicho? – respondía con una clara cara de miedo y culpa el superviviente - ¿qué hay con ella?

· ¿No es a la mujer con quien te ensañaste especialmente, debido a su rechazo? – el demonio ponía el dedo en la herida.

· ¡Claro que no!, ¡yo le di un lugar donde vivir a ella y a su hija! ¡yo las salvé de morir de abre y frio! – alzaba la voz en su defensa el mentiroso.

· Ja, ja, ja, ja; eso es lo que te dices para calmar tu consciencia ¿no? – intercambiaba palabras con su presa el exterminador – Trataste de conquistarla, enamorarla, poseerla; pero cuando se te negó, la obligaste a trabajar hasta desfallecer, día y noche la llamabas al hospital, no importaba que los heridos fueran de poca gravedad o en definitiva no estuvieran lastimados en absoluto; solo querías verla sufrir por su desprecio. Abusaste de su necesidad ya que ella tenía una pequeña hija, Karin, ¿no es cierto?

· Claro que no. Yo – el cobarde era interrumpido.

· Tú le hiciste un último ofrecimiento, el día que murió, si te escogía a ti y se entregaba finalmente a ti, dejarías morir a muchos heridos, sino, la harías trabajar hasta que la dejaran seca, como a un desierto – respondía con gozo el demonio – Su integridad, era pura, ella deseaba dar ese ejemplo de rectitud a su hija, no dejaría que su pequeña niña se convirtiera en eso, un objeto, ella le enseñó a su pequeña que la integridad de una persona, no se condiciona, ni se vende. Algo que no puedo decir de ti.

· ¡Ella me lo debía! ¡yo les salve la vida a ella y a su engendro!, ¡qué tenía de malo pedir un pago justo a cambio! – se trataba de defender el hipócrita.

· Todo, todo estaba mal, en especial tú, pero esta bien, viviste como una basura que es imposible amar, eres y fuiste despreciable y despreciado, en especial por las mujeres, más aun por la que creíste que sería el amor de tu vida, eres una porquería – se burlaba el monstruo del horrible y miserable sujeto – Pero, te cuento un secreto, si de verdad hubieras sido tan integro como pregonabas y no un fariseo mentiroso e hipócrita, Akane si te hubiera amado y en tiempo como toda esposa se hubiera entregado en plenitud a ti y no solo en la cama, sino en la vida. Verás, en un comienzo ella de verdad pensó que eras aquello que presumías, pero fueron tus actos deshonestos y tu exceso de presunción, así como tu incontrolable deseo de admiración lo que la hizo alejarse de ti.