Prologo

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El planeta shinobi se ve desde el espacio, dos figuras observan el hermoso nuevo hogar de los saiyajines, una de las dos figuras antropomorfizadas camina sobre la superficie de la luna sin problemas, es como si la gravedad estuviera a su voluntad y está, ahora fuera semejante a la de la tierra. Al dar unos cuantos pasos se humedece los labios con su lengua, se saborea el momento, sus temibles ojos amarillos se entrecierran un poco, luego con una de sus garras se limpia sus dientes, la tenue luz del sol alumbra un poco su figura; es un sujeto delgado de piel morada; se aprecian unas enormes orejas alargadas sobre su cabeza, semejantes a las de un conejo en la izquierda lleva colocada una pequeña arracada de oro, su rostro es el de un gato esfinge.

· Oye, Wiss, trae al esclavo aquí. Quiero hacerle unas preguntas – ante esto un segundo individuo trae a rastras a un tercero.

· Aquí esta señor Bills – el tipo que es muy alto, con piel azul cielo, largo cabello blanco peinado hacia arriba en forma de un copete gigante y vestido con un elegante conjunto vino trae en una de sus manos a un sujeto completamente derrotado.

· Muy bien, escoria mal agradecida, este es el lugar donde la otra de tu especie escapó y se refugió ¿cierto? – el temible Bills interrogaba a un sujeto sin ojos de piel blanca, cabello plateado caído, muy delgado, con unos colgantes en el cuello y vestido con una larga túnica clara.

· Si mi señor, allí es a donde Kaguya se estableció hace poco más de mil años y tuvo decendencia – respondía el moribundo.

· Vaya, vaya así que estos malditos esclavos Otsusuki, llegaron hasta aquí. ¡Qué imbéciles! ¡de verdad creyeron que no sabría a donde huyeron! ¡en mi universo! – el aterrador sujeto de piel morada hacía temblar a su presa con tan solo alzar la voz.

· Señor, debo decir que me siento bendecido al saber que usted en persona, el dios destructor del universo está buscándonos – decía con profundo temor y reverencia el prisionero.

· ¡Qué!, ¿de verdad crees que yo salía a buscarlos a ustedes, malditos parias? Por supuesto que no, en su caso pude enviar a otros de mis sirvientes a hacer este trabajo tan repugnante. Yo he venido a atender asuntos de verdadera importancia – decía orgullosamente el dios destructor.

· Entonces ¿va a matar a todos los Otsusuki? – preguntaba lleno de miedo el cadáver parlante.

· Por su puesto que no, ahora que se dónde están mataré dos pájaros de un tiro; ustedes maldita escoria volverán, después de todo ¿quién limpiaría las letrinas y las cloacas sino ustedes?, para eso fueron hechos – respondía con desprecio el dios de la destrucción.

· Señor Bills lamento interrumpir, pero será mejor que nos apresuremos – intervenía el tipo de piel azul y enorme copete blanco.

· Lo sé Wiss, después de todo, se necesita un saiyajin para contener a otro saiyajin y en este caso, para detener a este requeriremos de todos los que viven en este planeta. Ese bastardo encontró a la joya de la corona antes que yo y eso complica todo, más les vale al hijo del Rey Vegeta y a sus amigos serme de utilidad, o de lo contrario los borraré de la existencia – mientras este tenebroso sujeto decía estas palabras, un aura morada comenzaba a rodearlo y un poder sin precedentes comenzaba a sentirse – Vámonos Wiss y sella a ese maldito esclavo, lo llevaremos de regreso a las cloacas donde pertenece.

· Como ordene señor Bills – el tipo azul lanzaba un rayo sobre el otro tipo y lo convertía en piedra, posteriormente lo absorbía dentro de su báculo.

· El maldito hermano de Bermout ha escapado y se ha hecho con el saiyajin más poderoso, lo que ese fenómeno se traiga entre manos, no será nada bueno – Bills revelaba parte de la identidad del enemigo de los dioses.

· Recuerde señor Bills, el Rey del todo prohíbe que los destructores intervengan en esto, después de todo la cacería y sus repercusiones se le hacen muy divertido – le recordaba Wiss.

· Lo sé, por eso mismo necesito a estos simios semi evolucionados, que bueno que sobrevivieron al exterminio – el Hakaishin, recordaba su decisión de haber mandado a eliminar a esa raza – por cierto, esclavo antes de ser sellado, te devolveré tus ojos para que veas algo especial. Wiss.

· Oh, si – el tipo alto daba un ligero golpe al suelo lunar y dos sucesos tenían lugar, Toneri recuperaba sus ojos y en segunda instancia Kaguya aparecía frente a ellos.

· ¿Pero cómo? – decía sorprendido Toneri.

· ¿De verdad pensaste que no sabría que esta maldita fugitiva estaría aquí? – preguntaba de forma burlona el dios – Wiss, mándalos ya a las cloacas.

· Como ordene – el mayordomo del Hakaishin volvía a tocar el suelo con su báculo y al instante ambos individuos desaparecían.

· Vámonos, es hora de reclutar a unos simios que hagan el trabajo sucio – ambos individuos, desaprecian y comenzaban su viaje a la tierra shinobi.  

Los Son Padre e hijo en el mundo shinobiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora