Los Son Padre e hijo en el mundo shinobi

Capítulo 54: De progresos y reencuentros

El tiempo pasó de prisa, todos los protagonistas progresaron mucho en sus respectivos campos de entrenamiento, Karin logró generar inmunidad total a los virus, bacterias y cualquier agente patógeno que estuviera a su alcance; de manera semejante hizo que su factor de curación fuera extremadamente acelerado, tanto que podría ser equiparable con el de Piccolo; por si fuera poco ahora poseía un dominio absoluto sobre toxinas y enzimas venenosas haciendo que un simple roce con su piel fuera letal, lo mejor de esto es que era completamente manejable para ella, en pocas palabras podía hacerse tóxica a voluntad y desde luego su fuerza y resistencia se incrementaron meteóricamente.

Por su parte la otra Kunoichi que se entrenaba en las tierras salvajes ya había logrado incrementar sus fuerzas físicas hasta límites únicamente comparados con la Hokage; su manejo de ki era excelente y gracias a eso su poder destructivo era mayor que el de casi cualquier mortal, exceptuando claro a los saiyajines. Además, otra de las cualidades físicas que logró desarrollar fue una resistencia física y mental al dolor sobre humana; el golpear y destrozar enormes témpanos glaciares con sus manos desnudas y la exposición al frío extremo endureció su piel tanto que los kunais y shurikens no podrían hacerle el más mínimo daño.

El reformado Sasuke Uchiha había logrado el dominio absoluto sobre el elemento rayo, era capaz de canalizar grandes cantidades de electricidad a través de su cuerpo; además era increíblemente resistente al calor, así como al frio, su cuerpo también podía soportar ataques directos sin sufrir daños y finalmente ya podía lanzar ráfagas de ki. Pero sin duda, su mayor progreso fue reducir prácticamente a nada su mal llevado orgullo, el antes arrogante y prepotente principito del clan del abanico, era ahora un joven maduro y centrado, ahora era capaz de dar su vida por sus seres amado y más aún era lo suficientemente sensible para hacerles saber sus sentimientos.

Finalmente, el niño rubio de ojos azules, el hiperactivo ninja cabeza hueca, ¿qué fue de él?, bueno solo digamos que, durante los seis meses de soledad, tuvo mucho tiempo para acercarse más a Kurama y finalmente limar asperezas, claro eso no fue para nada sencillo; de hecho, al igual que en el canon tuvieron que pelear para poder reclamar el derecho a dominar el cuerpo. La lucha fue encarnizada y para nada corta, ambos contrincantes no cedían ni un solo centímetro de terreno durante la prolongada batalla. Pero, en fin, mejor vallamos al relato de la guerra de voluntades.

Subconsciente de Naruto

El gigantesco zorro miraba al niño directo a sus ojos azules, el ambiente se sentía pesado, la tensión en el ambiente era palpable, era como si el aire se hubiera transformado en neblina pesada, tan pesada como el plomo. Entre ambos solo se interponía la reja tras la cual estaba encerrado el poderoso bijuu; Naruto sabía que para liberar todo su poder era necesario hacer uso del poder de Kurama, pero, aunque ambos ya estaban en buenos términos, el orgulloso ser espiritual no se dejaría domar por nadie, no sin dar la pelea de su vida.

· Bien niño ¿qué vas a hacer? – interrogaba con un tono de voz arrogante el canido de color naranja

· Creo que tú, ya conoces la respuesta – la fría respuesta del rubio era bien esperada por su futuro oponente

· ¿De verdad crees que con tu poder podrás vencerme? – el tono de voz socarrón del bijuu buscaba intimidar al chico, cosa que, no logro

· No lo creo, te lo afirmo – el joven shinobi de la hoja se sujetaba con fuerza su protector en su frente

· En ese caso, prepárate niño – rugía el canido con mucha fuerza

Naruto retiraba completamente el sello de la reja, antes de que se abriera completamente el chico retrocedía de un gran salto para tomar distancia con respecto a su oponente para poner en marca su estrategia contra la poderosa bestia, por su lado Kurama no perdía el tiempo y lanzaba una tremenda bijuudama en dirección al ninja. El aterrador ataque fue apenas esquivado por centímetros para posteriormente explotar en contra de un muro posterior, haciendo que el rubio volara por los aires.