Los Son Padre e hijo en el mundo shinobi

Capítulo 30: Tienes el azul de sus ojos

Algo muy malo ha sucedido, el Son mayor aun con la comitiva del Señor Feudal ha sentido que una presencia muy familiar ha desaparecido súbitamente, el Son siente como un frío aterrador le recorre la espalda, su corazón late muy lentamente, su garganta se cierra de golpe causando que este casi se ahogue y caiga a de rodillas al suelo; sus ojos están quietos, fríos y sin vida. Un horrible pensamiento cruza su mente de golpe y solo se puede decir a si mismo una palabra. No, eso no, por favor; no puede ser cierto.

· Son Goku ¿qué sucede? – interroga el Daimio de manera inesperada al Son que apenas y lo oye

· Daimio sama, ¿le gustaría ver mi mejor habilidad para recorrer grandes distancias? – el Son simplemente acortaría el tiempo, pondría a salvo al señor Feudal y se iría de inmediato a buscar a Kushina

· Oh, eso sería fabuloso, ¿qué será? – preguntaba el líder muy curioso

· Solo sujétese de mi y el mozo puede venir a su paso – Decía Goku mientras se ponía en marcha, colocaba sus dedos, índice y anular de la mano izquierda en su frente y de inmediato se teletransportó con el noble a la oficina del Hokage

En un segundo ambos hombres aparecieron a la mitad de la oficina del Kage quien saltó del susto, sin dar muchas explicaciones Goku lo dejó en compañía de Hiruzen y usando la misma técnica se dirigió en un parpadeo a la última localización donde sintió el ki de la pelirroja. Al mismo tiempo los dos ancianos solamente se quedaban boquiabiertos ante dicho espectáculo; sin embargo, el Daimio solamente podía hablar maravillas del pelinegro, a quien consideraba un tipo agradable y enigmático pero muy extraño.

El saiyajin llegó de inmediato al lugar, lo primero que notó fue que toda la comitiva se encontraba inconsciente pero se dio cuenta de inmediato que su ki era estable lo que le indicaba que estaban a salvo, lo que si lo preocupo fue que no había rastro de la Uzumaki, el azabache sintió miedo como nunca antes en su vida, comparable solo a cuando Gohan fue secuestrado por Raditz, pero quizás más aun ya que en ese momento el ki de su hijo nunca peligró y en esta ocasión, él no podía sentir la presencia de Kushina.

Goku sobrevoló la zona sin encontrar nada, de repente noto signos de una pelea, la cual había sucedido hace no mucho, la tierra estaba quemada y removida; además halló unas marcas peculiares, la mujer de cabello escarlata había utilizado sus cadenas de diamantina. El Son siguió el rastro que su novia dejó, rápidamente notó que estaba siendo perseguida por alguien, al parecer ese tipo estaba en mal estado también ya que sus movimientos eran disparejos e irregulares, fue así que llegó hasta el acantilado, allí terminaban las huellas y el aroma de su pelirroja.

El azabache bajo volando hacía las entrañas del desfiladero y siguió la trayectoria del rio, pero no encontró nada, después de varios kilómetros, por fin halló algo que le rompió el corazón. Goku encontró su báculo sagrado, estaba atascado entre unas rocas, él le había dado como obsequio esa arma a su amada Kushina como símbolo de su confianza y cariño, él le recalcó que solo las personas más amadas por él podían utilizarlo y este era para ella ya que para el Son, su mujer de cabellos de fuego era la más importante.

· ¡No! ¡No puede ser! – Goku gritaba desconsolado, lagrimas recorrían su rostro sin detenerse

El azabache se mantuvo por varios minutos en el lugar hasta que logró recomponerse, de inmediato fue a donde se encontraban la princesa y su comitiva, los reanimó a todos, Goku teletransporto a la noble mujer hasta el palacio del Hokage y la entregó a su padre. En cuanto estos se hallaron a salvo, el Son pidió permiso para hablar con Hiruzen, el viejo Kage sabía que algo malo, muy malo había sucedido lo pudo ver desde que el azabache llegó por primera vez.

· Goku, Goku, ¿Qué sucede? – preguntaba preocupado el Hokage

· Kushina, Kushina ha... - el azabache no pudo terminar de hablar cuando lo interrumpió el Sarutobi