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Miedo

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Miedo.

Miedo profundo y crudo.

Si hubiera sabido que su expresión se volvería tan exquisita, me habría sincerado antes.

Después de todo, nunca me avergoncé de cómo invadí la vida de mi pequeño Pétalo.

Siempre ha sido mía para poseer, mía para romper y destruir.

Algunos lo llamarían acecho, pero yo lo llamo cuidarla.

Mi pequeño Pétalo tiene un problema con su mundo sensorial. A menudo ignora a los depredadores que acechan a su alrededor, esperando el momento adecuado para atacar y cosechar su alma.

Por suerte para ella, tiene a lamás notoria de todas. Nadie la lastimará bajo mi vigilancia, o más bien, nadie se acercará a ella.

Dijo que no quiere volver a verme y ha estado mirando por la ventana la mayor parte de la noche, abrazando al muy poco dispuesto gato naranja contra su pecho.

Por la mañana, hizo que le cambiaran las cerraduras.

Mi pobre Pétalo no sabe que la oscuridad puede filtrarse por debajo de esa puerta y asfixiarla mientras duerme.

Podría alejarme y concentrarme en el juego de Kwon, interpretar mi papel y encontrar más vidas que terminar.

Esta es mi salida y, sin embargo, no lo es.

El problema con mi pequeño Pétalo es que cree que puede decirme qué hacer, que puede borrarme de su vida cuando quiera.

No funciona así, y tengo que encontrar una manera de arrastrarla de vuelta, pateando, gritando y golpeando.

No importa, siempre y cuando regrese.

Tomo un cigarrillo y lo enciendo mientras me apoyo contra el balcón. La primera calada de nicotina agrega una sensación de claridad a lo que tengo que hacer a continuación.

De todos modos, no hay elección. Es el camino aburrido de dejarla ir, y probablemente volver más obsesionada y peligrosa, o puedo terminar lo que empecé y enseñarle a mi pequeño Pétalo que no hay salida.

Acaba de salir del apartamento para su turno, mirando por encima del hombro, y en el estacionamiento, e incluso cuando está en su auto, como si esperara encontrarme.

Tenía los labios entreabiertos y no llevaba maquillaje. La redondez de sus ojos todavía está grabada en mi cabeza. La forma en que se oscurecieron como una tormenta que se avecinaba en la distancia, esperando salir y jugar.

No es solo miedo. Tampoco es la excitación habitual. Hay algo curioso en esos ojos que no puedo esperar para desenredar, romper y tal vez, solo tal vez, recomponer, si me gusta lo que veo.

Podría haberla seguido y hacerme visible o imperceptible, dependiendo de mi estado de ánimo. Podría haber jodido con su cabeza hasta ser el único pensamiento dentro de ella. Pero tengo mejores formas de hacerlo.

# 𝗣𝗦𝗬𝗖𝗛𝗢 ; 𝐉𝐧𝐤 𝐱 𝐋𝐥𝐦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora