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Es mitad de la noche cuando alguien toca a la puerta.
Gimo ante mis miembros rígidos, frotándome los ojos.
-¿Quién mierda es? -exige Lisa, y me encojo de hombros, todavía somnolienta e incómoda en mi jaula.
-Déjame ir a ver -murmuro justo cuando la persona al otro lado de la puerta comienza a hablar.
-Jennie, ¿estás ahí? Soy yo, Mino.
Intercambio una mirada con Lisa y se lleva un dedo a los labios, indicándome que me quede callada.
-Me encargaré de él -susurro.
-No, no lo harás -espeta, abriendo la jaula y sacándome, un grito emocionado escapando de mis labios-. Voy a tratar con este cabrón de una vez por todas. Ha cruzado el último strike. Está acabado.
-No le hagas daño -advierto, pero son las últimas palabras que pronuncio, porque al momento siguiente, Lisa recoge mi braga del suelo y me la mete en la boca. Está mojada con mis jugos y me ruborizo mientras me arrastra al dormitorio y me esposa a la cama.
-Compórtate. -Palmea mi mejilla y mi corazón se acelera mientras se dirige hacia la puerta.
Deja la puerta del dormitorio abierta, así puedo escuchar toda la conversación, aunque no puedo ver a Mino desde donde estoy tendida en la cama.
-¿Puedo ayudarte? -La voz de Lisa resuena desde el pasillo.
-Mmm... ¿Quién eres tú? Oh. -Escucho decir a Mino.
-Creo que debería preguntarte lo mismo. ¿Qué mierda estás haciendo aquí?
-Revisando a Jennie. -La voz de Mino es defensiva-. Solo quiero asegurarme de que esté bien.
-Está bien -espeta Lisa-. Ahora, ¿puedo ayudarte con algo? ¿Por ejemplo a sacar tu culo de aquí?
-Disculpa -resopla Mino-. No aprecio que me hablen así. Solo quiero lo mejor para Jennie y realmente no creo que tú lo seas.
El sonido de la risa de Jas llena el pasillo mientras lucho contra las esposas. Ni siquiera sé si quiero que Mino me ayude o no. Una parte de mí quiere esto. Quiere ser la cautiva voluntaria de Lisa. Otra parte está desesperada por liberarse y todavía no sé cuál está ganando.
-Creo que seré la juez de eso -dice Lisa con frialdad-. O mejor aún, Jennie lo será. Estoy segura de que puedes hablar con ella en el trabajo, te dirá cuánto le encanta tenerme cerca.
-Estás loca -dice Mino-. Sé que le estás haciendo algo malo allí. Volveré con la policía si no te detienes.
-¿Me estás amenazando? -Puedo sentir la rabia de Lisa por todo el pasillo, y me hace temblar y temer por Mino.
-Sí, lo hago -replica Mino. Es el hombre más valiente o el más estúpido del mundo, y realmente espero que sea lo suficientemente inteligente para no volver aquí, porque Lisa probablemente esté a unos momentos de matarlo-. Regresaré en unas horas y traeré a mi amigo que trabaja para la policía.
