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Dos años después...
Ya sabes lo que vas a hacer, Pet. —La sostengo con mi mano alrededor de su garganta.
—No, no lo sé.
Sonrío.
—¿Es así, mi sucia puta?
Me está provocando, queriendo que la tome fuerte. Eso es lo que mi hermosa esposa hace cuando quiere que la follen plenamente.
—No, Lili.
—¿Eres mi puta?
—Tu única puta —ronronea. Es nuestro juego, como ambas nos corremos.
Mi pequeño Pétalo y yo podemos estar casadas, pero siempre nos excitamos con el lado depravado de las cosas. Todavía huye y me hace perseguirla. Todavía quiere estar atada a la cama mientras la follo por el culo. Todavía la hago rogar una y otra vez antes de destrozar su mundo.
No es solo excitación, es una forma de vida.
Aun así, a veces la tomo con calma, adorando su cuerpo una y otra vez hasta que se duerme completamente saciada.
Hoy, no tenemos tiempo para nuestros juguetes después de un largo día de trabajo y pasando la noche en el festival de los agricultores, así que solo uso mi mano.
Le doy un azote, la bofetada haciendo eco en la habitación, y gime, apretando mi polla.
—Más, Lisa.
—¿Más?
Asiente frenéticamente y me chupa el pulgar cuando se lo pongo en los labios.
Le doy tres azotes sucesivos, haciendo que contonearse en la cama, pero antes de que el ardor baje, la follo fuerte y rápido, apretando su garganta.
—Lili... —gime y luego chilla cuando alcanzo ese delicioso lugar dentro de ella—. Te amo —grita—. Te amo.
La sigo entonces, llenando su vientre con mi semen. Uno de estos días, voy a poner un jodido bebé en su interior y atarla a mí para siempre.
La única razón por la que no lo he hecho hasta ahora es porque ambas hemos estado muy ocupadas.
Aún dentro de ella, la levanto para que se tumbe sobre mí, con la cabeza apoyada en mi pecho.
Suspira con completa satisfacción mientras pasa la punta de sus dedos sobre mis clavículas.
