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Algo está mal.
Sé cuando algo está mal.
Los hombres entran y salen más seguido. Lisa no aparece para el almuerzo y Enzo no se aparta de su lado.
Siempre es malo cuando ese imbécil está cerca; es como si fuera el portador de malas noticias. Por los chismes que he conseguido extraer de Salli, Enzo es un Morelli y aunque no tengo ni la más remota idea de lo que eso significa, parece ser que es algo importante como el nombre de Vitallio aquí.
Además, Enzo es un hombre de negocios en los Estados Unidos. Cierto, no da la sensación de ser un asesino como Lisa, pero parece ser su propio tipo de peligro.
Además, no tengo dudas de que me mataría si tuviera la oportunidad de hacerlo.
Salli dijo que su familia fue asesinada por los hombres de los Kwon, como la de Lisa. Aunque la forma en que perdieron a su familia hace que me duela el corazón, no puedo creer que mi padre estuviera detrás de eso.
Era un hombre bondadoso.
Sin embargo, Jiyong lo haría. No tengo ninguna duda de que ese hombre es el diablo encarnado.
De vuelta al presente. Desde que Lisa se recuperó, ha estado teniendo reuniones tras reuniones. Mientras los gatos, Francesco y Salli me hacen compañía, siento el peso de su pérdida cada vez que me duermo esperándola.
No me gusta.
La cama está vacía y se siente mal cuando no está aquí. Para alguien que pasó toda su vida durmiendo sola, es raro que no pueda soportar más la ausencia de Lisa.
Por lo general, me muevo hasta que su calor me envuelve por detrás y roza sus labios contra mi hombro o el hueco de mi cuello.
Hoy, he decidido no dormir del todo. He estado leyendo los libros de texto de Francesco. Aparentemente, tengo el nivel de la escuela primaria en italiano según el pequeño.
No deja de decirle a su abuela que hablo raro. Es el peor maestro, o se ríe o se queja cuando no hago las cosas bien.
Cuando estaba con mamá, no recuerdo que me hablara en italiano dado que era americana. Pero papá sí lo hacía. Recuerdo que trató de enseñarme palabras y decía cosas como si debiera estar orgullosa de mis orígenes.
Una punzada de tristeza golpea mi pecho ante el recuerdo. Papá era tan cariñoso con mamá y conmigo, ¿cómo es que me dejó en esa escuela? ¿Cómo es que deja que Jiyong me persiga?
La puerta se abre y me sobresalto, dándome cuenta de que no me he centrado en el libro.
Lisa entra en silencio y se detiene cuando me ve. Lleva su pantalón y camisa habituales, pero es como si se volviera más atractiva cada día.
Verla dirigir a todos esos hombres y reunir a esas familias le da un tipo de aura diferente a la de la despiadada y solitaria asesina que era en Chicago.
