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Lisa me está dando un latigazo cervical

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Lisa me está dando un latigazo cervical.

Desde el día que me folló lenta y tiernamente, siento que ha estado derribando mis paredes una por una.

¿La forma en que me tocó, me abrazó, me besó? Ni siquiera pude concebirlo en mis sueños más salvajes. Es como un tipo diferente de fantasía, el tipo que no sabía que tenía.

En realidad, nunca disfruté del sexo normal. Por eso tenía esos videos, por eso albergaba esas fantasías, pero tal vez nunca disfruté del sexo normal porque no venía con la intensidad que Lisa ofrecía.

El nivel de pasión con el que me tocó aún vive bajo mi piel. Me da azotes y me ahoga, y me encanta, pero me encuentro anhelando el otro lado. El lado en el que besa cada centímetro de mi piel y me adora como si fuera la única para ella.

Casi como si fuera su reina.

Eso está mal, ¿no? Se supone que no debo anhelar a mi captor, mi secuestradora.

Era fácil cuando me torturaba, me hacía rogar por orgasmos, me ataba con vibradores. Al menos en ese entonces, fingía que estaba aquí contra mi voluntad, era forzada a esto, y me quitaba mi elección.

Puedo manejar su dureza, pero, ¿qué se supone que debo hacer con su ternura?

Negando, bajo las escaleras. Se supone que no debo hacer nada sobre ella o sus cambios de humor, porque me voy a ir.

No me importa cómo, pero me escaparé de este lugar y me iré con mi familia.

Dejaré atrás a Lisa y sus juegos mentales y sus jodidas folladas lentas. No quiero ni necesito ese dolor de cabeza.

En los últimos dos días, me ha permitido caminar por la casa porque al parecer, ahora tiene guardias y no puedo escapar, aunque lo intente.

También me acarició la mejilla y me dijo que fuera una buena chica. Es mi debilidad cuando me llama así o Pet.

Su Pétalo.

Odio el sonido de mi nombre completo en sus labios. No suena bien, casi como una extraña… y una parte retorcida de mi cerebro no quiere que Lisa sea una extraña.

Nunca lo fue. No en el pasado y ciertamente no ahora.

Encuentro a Salli en la cocina. Siempre me pide que hable más despacio, pero es la única persona aquí que habla inglés, aparte de Lisa.

También está Enzo, pero he estado alejada de él tanto como he podido. Todavía me asusta mucho y me mira como si quisiera asesinarme.

Buongiorno, Salli.

—Buongiorno, signorina.

—Jennie está bien. —Sonrío. No deja de llamarme así.

Salli es mayor, de unos cincuenta años si tuviera que adivinar. Es una mujer regordeta con una suave piel oliva y manos que parecen haber trabajado la tierra. Está organizando verduras frescas en el enorme refrigerador y me acerco para ayudarla.

# 𝗣𝗦𝗬𝗖𝗛𝗢 ; 𝐉𝐧𝐤 𝐱 𝐋𝐥𝐦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora