¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El número de personas que se presentan a la reunión está más allá de lo que esperaba.
Hombres que van desde los últimos años de la adolescencia hasta los sesenta están en el gran comedor que Salli ha llenado con platos del sur de Italia y una copiosa cantidad de vino de la bodega.
Enzo y yo estamos a la cabeza de la mesa, observando a las personas que respondieron a sus llamadas, o, mejor dicho, a las mías.
Los guardias están afuera como seguridad adicional a la reunión. Cuando estaba con los Kwon, evitaba esas reuniones por una razón. Son todo negocios y aburridas, y no me interesaban. Matar tenía más sentido que cualquier payasada política.
Pero ahora, hay que hacer negocios.
Estos hombres me admiran... la última Vitallio de por aquí. Cuando Nonno y mi padre vivían, eran sus padrinos, la razón de su sustento, y los Kwon les quitaron eso.
Ahora, están buscando un líder, alguien que les dé esperanza, poder, y más importante, la vida que les fue arrebatada de entre sus dedos.
HyunSuk y sus hijos no solo dispararon a mi familia, sino que también persiguieron a cada amigo, trabajador leal y posible fuerza que pudiera venir y vengarse, como la familia de Enzo.
Bueno, dejaron a la más volátil de todos.
A mí.
A pesar de la comida, nadie se sienta o come. Todos están esperando una señal como la que Nonno solía dar.
Me levanto, agarrando mi vaso de vino. Los discursos y toda esta mierda nunca fueron lo mío, pero los tiempos cambian.
Con una última mirada a ellos, hablo en italiano, mi tono es tranquilo, pero firme. Como Nonno, como mi padre.
-Me llamo Alice Vitallio, y soy la última Vitallio viva.
El silencio cae sobre el salón como una tumba.
-Hace mucho tiempo, nos dispararon en nuestra casa de Estados Unidos y me convertí en la asesina a sueldo del enemigo.
Algunos murmullos rompen entre los hombres, pero continúo:
-Es la cosa más vergonzosa de toda mi puta vida. Todos los presentes han perdido al menos un familiar en la injusta guerra que han iniciado los Kwon. La pérdida es dolorosa, pero no tiene por qué seguir siendo así. La pérdida puede convertirse en odio, ira, puede ser una fuerza impulsora de la venganza. Porque eso es lo que haré. Vengaré hasta la última persona que fue emboscada, asesinada en su casa y frente a sus malditos hijos y esposa. Les traeré justicia, pero la justicia no llega sin la guerra. -Mi mirada se posa sobre ellos-.Entiendo si ya han perdido bastante, si quieren quedarse en sus casas y no involucrarse en esto, pero para aquellos que quieran unirse a mí, les prometo tres cosas. Uno, las tumbas de los Kwon serán muchas más que las nuestras. Dos, las tierras de los Vitallio volverán a florecer con su ayuda y duro trabajo. Tres, y lo más importante, voy a borrar el nombre de Kwon de la faz de la tierra.
