Capitulo 41.

1K 123 8
                                    

Por un segundo creyó que su imaginación le jugo en contra, que la falta de alimento se hizo presente provocándole alucinaciones, pero no, era real, su madre biológica había mandado cartas para ella.

Las conto, eran un total de veintiséis cartas, los sobres eran de colores llamativos y algunos otros en tonos pasteles, dentro habían cartas con la caligrafía de la que era su madre. Las reviso todas y cada una de ellas, se dio cuenta que eran trece cartas por cada cumpleaños que paso lejos de ella, y otras trece cartas por cada navidad que no estuvo.

Una avalancha de emociones se formó en su interior, tantos sentimientos contradictorios, la nostalgia, tristeza, pena, enojo, rabia, se mezclaban entre sí creando un tornado de sentimientos.

Las lágrimas salieron apenas empezó a leer las cartas, las primeras que leyó eran por su cumpleaños número diecisiete y a medida que iba avanzando su llanto se incrementaba, se derrumbó cuando leyó la carta que pertenecía a su cumpleaños número cinco, el primero con Rose y Mark y también el primero que paso sin su madre.

"Bebe, hoy por fin después de tanto tiempo te pude ver, te juro que no he dejado de buscarte desde que te deje ir, me arrepiento mucho y creo que me arrepentiré de ello por el resto de mi vida, pero hoy te vi, estabas en la playa, un hombre te llevaba cargando sobre sus hombros, llevabas un bello vestido rosa, a tu lado iba una mujer, le sonreías a ella como solías sonreírme a mí, quise acercarme y llevarte conmigo, pedirte perdón hasta que la vida se me acabara, pero vi como sonreías, te veías radiante con tu sonrisa de oreja a oreja, incluso creí que las mejillas te dolían de tanto sonreír, lucias tan feliz, conmigo jamás sonreíste así, y ahí comprendí que no podía apartarte de la nueva vida que estabas construyendo... sin mí, dicen que cuando amas algo lo dejas ir, y yo te amo tanto que prefiero que seas inmensamente feliz, aunque ya no estés conmigo.

Feliz cumpleaños mi amor, te prometo que jamás te dejare de amar, quizás me juzgas o me odias porque te abandone, pero todo siempre lo he hecho por ti, y se renunciar a ti te brindara una vida llena de felicidad, renunciaría a ti mil veces aunque eso me destroce a mí, algún día lo entenderás.

Te amo con mi vida entera.

Mamá.


Un sollozo escapo de su ser al terminar de leer la carta, no podía ni siquiera imaginar el dolor por el que tuvo que pasar su madre, se sintió culpable por haber seguido su vida, por haber sido feliz, aun no comprendía que eso era lo único que su madre siempre deseo.

En medio de la tristeza una ola de coraje la azoto, se puso furiosa de pensar que su madre cada año mandaba cartas y jamás recibía una respuesta, y todo porque ella jamás supo de la existencia de esas cartas hasta ese momento, porque los que se hacían llamar sus padres siempre lo ocultaron, se negaron a mostrarle las pruebas de que su madre no se había olvidado de ella.

Astrid estaba tirada en el suelo hecha un mar de llanto y furia, con todas las cartas esparcidas a su alrededor cuando las puertas se abrieron y Rose en compañía de Mark la observaron.

Rose en un principio estaba confundida hasta que entendió lo que sucedía y palideció al instante, incapaz de moverse de su sitio.

Mark observaba a Astrid con cautela, tratando de imaginar su reacción, pero en el estado tan neurótico en el que estaba, su reacción no podía ser buena, creía Mark que Rose enloquecería y trataría de escapar.

Astrid no aparto la vista de las cartas esparcidas en el suelo, sus manos se convirtieron en puños y su cuerpo se tensó por la cólera, pronuncio en voz muy baja pero amenazante las siguientes palabras.

Abismo [borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora