Capitulo 39.

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Subí el capítulo 38, para que no olviden leerlo.


Astrid caminaba en círculos por toda su habitación, sobre el suelo estaban esparcidos cientos de pedazos de cristal y porcelana, distintos perfumes estaban regados por el suelo creando un aroma empalagante, demasiado dulzón.

La fémina se había quedado dormida en el invernadero y despertó en su habitación completamente encerrada, corrió a la ventana tratando de salir por esta, pero se llevó una gran decepción al encontrarse con que les habían puesto protecciones de herrería, haciendo imposible que ella saliera o que alguien entrara.

Desde ese momento se había dedicado a romper y destrozar todo lo que estaba a su paso, gritando envuelta en cólera un sinfín de maldiciones hacia las personas que más la amaban.

Ella quería morir.

Creía que eso era mejor a pasar una vida sin la persona que amaba.

Ese amor tan destructivo e insano solo la destruía, y su enfermedad se dedicaba a enloquecerla, clamándole constantemente que necesitaba a Angelo, que moriría sin él, que solo él podría protegerla y que sin él era nada. Y lo peor era que Astrid le creía a esa voz, le creía porque para ella no existía nadie como Angelo.

...


Angelo entro en su casa hecho una furia, apenas entro comenzó a tirar todo a su alrededor, golpeando sus puños contra las paredes rompiéndose la piel de los nudillos en el proceso.

Escucho gritos a su alrededor, pero no les prestó atención, en lo único que podía pensar era en que la habían apartado de él. Necesitaba recuperarla ponto, no podía dejar ir su juguete preferido, era algo inconcebible, y entro en una crisis nerviosa, comenzó a arañarse los brazos con tal fuerza que la sangre comenzó a salir y gotear por el piso, Angelo estaba en pleno frenesí que no le importo las marcas que esto dejaría, mucho menos el dolor que cuando toda esa faena pasara dejaría su crisis.

Sintió un cuerpo a sus espaldas y enseguida unas manos mucho más fuertes que las suyas tomando sus manos, evitando que se siguiera flagelando.

—Me la quitaron, ¡tengo que recuperarla! —grito enloquecido.

Roberta y Steven miraban atónitos el momento de locura que azoto a su hijo, Roberta trato de tocarlo, pero este se alejó antes de que fuera capaz de siquiera rosarlo.

—Tienes que decirme que sucedió Angelo, así podremos arreglarlo.

Angelo quien poco a poco iba recobrando la compostura se lo dijo a su padre, tratando de que este solucionara sus problemas.

—El imbécil de Mark me encontró golpeando a Astrid, enloqueció y me ataco, ahora la van a apartar de mí.

Aunque Roberta ya lo sabía, no pudo evitar que un puñal se clavara en su corazón al escuchar las palabras de su hijo, la decepción y coraje de saber que se había convertido en la copia exacta de su padre, se hizo presente, ella trato de evitarlo, pero fue inevitable, Angelo creció escuchando las palabras de su adorado padre diciéndole que eso estaba bien.

Roberta inconscientemente trataba de justificarlo diciendo que todo había sido culpa de su esposo, pero ella estaba equivocada, si, Angelo creció escuchando a su padre quien le impartía esa doctrina del machismo, pero pudo ser diferente, pudo al crecer darse cuenta de que eso no era normal y romper con la cadena, pero no lo hizo, al contrario, ejerció lo enseñado por su padre.

Steve tomo a su hijo del rostro, provocando que lo mirara directo.

—Escúchame muy bien Angelo, tu no hiciste nada malo, los únicos culpables son el marica y esa zorra. Lo solucionaremos.

Abismo [borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora