Capitulo 5

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Reflejo en una mariposa.

Mientras Astrid soñaba con los besos de Angelo, alguien se infiltraba por la habitación, escalando por la enredadera natural que se formaba en la pared trasera que conducía al balcón de Astrid, la ventana se encontraba entre abierta como él lo había pedido e ingresando silenciosamente a la habitación de color lila con blanco, dejó sobre el mueble donde se encontraba el televisor una rosa blanca recién cortada y a su lado una figura de una hada de porcelana, había sido muy costosa pero eso no le importaba a él, él sabía por boca de la chica de su fanatismo de ella por las hadas y seres místicos.

Dejo perfectamente acomodado sus obsequios y sin poder evitarlo fue hasta la cama de la chica, le deleitaba el verla tan indefensa, frágil y pura, con delicadeza le acarició la mejilla y al no ver ningún movimiento de la chica se atrevió a depositar un beso sobre la frente de la chica, esta balbuceó algo inefable para Angelo y también le brindó una pequeña sonrisa. Angelo satisfecho con esa pequeña sonrisa fue hasta el balcón donde le dio una última mirada a Astrid para después descender.

Al despertar Astrid se sintió un poco rara, durante su sueño Angelo y ella estaban en la playa y Angelo había depositado un casto beso sobre la frente de ella y al despertar sentía en esa zona un cosquilleo muy agradable. Cuando bajo de su cama para dirigirse al baño noto algo extraño en su habitación y en efecto, sobre el mueble donde estaba su televisor se encontraba un hada de porcelana en compañía de una rosa blanca, Astrid sonrió sabiendo quién era quien los había dejado ahí y en lugar de sentirse temerosa por que un hombre estuvo en su habitación mientras ella no estaba consciente, se sintió segura, ella sentía y creía que si Angelo estaba con ella nada malo podría pasarle y con la sonrisa más resplandeciente avanzó al florero y depositó la rosa con las demás que seguían siendo muy bellas.

Cuando estaba saliendo del baño su teléfono comenzó a vibrar y ella sabiendo de quien se trataba corrió encantada para tomarle la llamada.

—¿Te gustaron mis obsequios?.– fue lo primero que se escuchó después de atender la llamada.

—Me han encantado, muchas gracias pero no debiste gastar dinero en mi.– Astrid se sentía culpable de que Angelo gastara dinero en ella aún sabiendo que ambas familias no carecían de capital económico.

—Tonterías, no me pesa gastar en ti.– y Angelo lo decía enserio, jamás le pesaría el gastar en ella.

—No te haré cambiar de opinión ¿cierto?.– para él pequeñísimo tiempo que habían pasado juntos Astrid creía que conocía ciertos aspectos del carácter de Angelo y eso tenía algo de verdad.

—Sabes que no. Cambiando de tema ¿Que harás hoy?

—Estoy trabajando en un boceto, tengo varios días sin tocar mis acuarelas.– Astrid era una amante del arte y aunque ella lo negara tenía mucho talento.

Se escuchó un bufido del otro lado de la línea y Astrid se empezó a sentir culpable. Tratando desesperadamente de que él no se molestara le invito a algo que era sumamente íntimo para ella.

—Puedes ver cómo pinto.

—Eso suena aburrido pero quiero verte entonces estaré allá en dos horas de acuerdo.

—De acuerdo.– y la llamada terminó.

Astrid se empezó a volver loca pensando en que se pondría, quería lucir perfecta para él pero sabía que no podía lucir como una súper modelo todo el tiempo. Muy desganada tomó un overol de mezclilla junto con un top de tubo color negro, era ropa que realmente no le importaba si se manchaba y ella era muy sucia cuando pintaba, la mayoría de sus blusas estaban manchadas de pintura y esa ropa no le importaba mancharla.

Abismo [borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora