Capitulo 19.

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Astrid ajena a todos los problemas que se avecinaban disfrutaba del calor que Angelo le proporcionaba con su cuerpo, los constantes sonidos de disparos salían de los altavoces para dar la sensación de estar en una sala de cine, Astrid no prestaba demasiada atención a la película que avanzaba con rapidez frente a sus ojos, al contrario de Angelo quien parecía muy emocionado viendo la película.

El aire acondicionado estaba prendido al máximo, Astrid quien llevaba puesta la falda de la escuela sentía sus piernas demasiado frías, pero no se atrevía a pedir una manta por lo que se apretujaba aún más contra Angelo en busca de calor.

Angelo acariciaba de vez en cuando su cabeza o jugaba con las manos de la chica sentada a su lado, de forma distraída poso su mano sobre la rodilla desnuda de Astrid y fue ahí cuando pudo sentir toda la frialdad corporal que desprendía.

—Estas helada Astrid, ¿Por qué no me lo dijiste? —el reproche era claro en su voz.

—No quería molestarte. —Astrid siempre había tenido una voz delgada, pero desde el incidente de la otra tarde su voz se había vuelto aún más delgada.

Angelo se paró a buscar alguna manta mientras continuaba hablando con Astrid. —Si quieres algo solo pídelo, no me molestare por algo tan simple. Te lo aseguro.

No le dieron más vueltas al asunto y continuaron viendo la película. En determinado momento Angelo abandono su vista de la enorme pantalla de su sala de cine para ver a la hermosa chica que estaba recargada sobre su pecho, los suaves y carnosos labios pintados con algún brillo labial le parecieron demasiado atrayentes, no soporto más la tentación y reclamo sus labios en un hambriento beso que una sorprendida pero gustosa Astrid recibió.

Angelo acariciaba con sus manos el delicado rostro de Astrid mientras que esta de manera tímida acariciaba las hebras de cabello azabache entre sus dedos.

Astrid se apartó para tomar aire y este momento lo aprovecho Angelo quien ataco su cuello con necesidad, lamia, chupaba y besaba la piel sensible de su cuello, cuando Angelo deposito una pequeña mordida Astrid no pudo contener el jadeo que escapo de sus labios.

Abandono su cuello para regresar a sus dulces labios. Y un nuevo beso comenzó, no era un beso tímido sino uno húmedo, un beso que era la invitación perfecta para tener algún encuentro sexual, era un beso cargado de lujuria que incitaba a ir mas allá de lo correcto.

En un momento dado una de sus manos abandono su rostro para hacerse camino entre las piernas de la chica, mas explícitamente sobre el muslo desnudo de Astrid, subiendo su falda al nivel de sus bragas que ahora se podían vislumbrar fácilmente.

Astrid se apartó apenas unos milímetros de sus labios para negar. —No Angelo, no.

A lo que este replico. —shh, relájate, te gustara.

Sin darle tiempo a replicar volvió a besarla con fervor mientras su mano subía cada vez más.

Astrid se removió incomoda al sentir su mano en la cara interna de sus muslos y cuando la toco a través de sus bragas esta de manera casi inmediata se puso de pie, liberándose de los brazos de Angelo.

Este tenía la respiración agitada, sus labios gruesos ahora estaban hinchados, viendo sus labios predijo que los suyos debían de estar igual o incluso peor. La mirada penetrante de Angelo la ponía incomoda por lo que desvió la vista de sus ojos esmeralda.

Ninguno de los dos pronunciaba palabra alguna, un tenso silencio se instaló en la habitación, el único ruido era el de la película que no había parado en ningún momento, Astrid no lo miraba pero sabía que él la miraba fijamente, sentía su mirada penetrante.

Abismo [borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora