Las personas somos como camaleones.
Astrid y Angelo deambulaban por las calles, tomados de las manos, todos quienes los veían notaban con nostalgia el amor juvenil. Estaban sentados en un parque charlando sobre cualquier cosa, era un momento perfecto que fue interrumpido por el sonido del teléfono de Astrid.
—Es mi madre, ya debe de querer que regrese.– Astrid lucia decaída en ese momento, todo el día marcho tan bien que no quería separarse de Angelo.
—De acuerdo mi lady, te llevare a tu casa sana y salva.– Angelo tomó su mano delicadamente y la condujo a su auto para después abrirle la puerta caballerosamente.
Condujo lentamente hacia el vecindario, quería que el día durara más, pero como eso no era posible lo único que podía hacer era retrasar la despedida lo más que podía. Mientras conducía en silencio se debatió en raptarla y llevársela a su casa pero eso no sería correcto, de esa forma ella no se enamoraría de él.
Finalmente llegó a su destino y salió para abrirle la puerta y llevarla hasta la puerta de su casa como si fuese un caballero. Se quedaron en silencio frente a frente, ambos sin querer despedirse. Astrid tímidamente se colocó un mechón de cabello detrás de su oreja mientras levantaba lentamente la mirada.
—Bueno, supongo que es momento de que yo entre a mi casa.
—Oh, cierto. Te hablaré en la noche ¿de acuerdo?.– Angelo tenía un impulso incontrolable por probar sus labios, ansiaba sentir la sensación de sus suaves y apetecibles labios contra los suyos, deseaba saborear su boca y descubrir el sabor de su saliva fusionándose con la suya.
Cuando Astrid se daba la vuelta para abrir la puerta Angelo pensó que no podría dormir tranquilo si no lo hacía. Y tomándola de su mano en un ágil movimiento ya estaban sus cuerpos pegados. Angelo su tuvo que agachar ya que era mucho más alto que Astrid y finalmente probó sus labios en un dulce beso, la besaba con delicadeza, como si tuviera miedo de romperla. Un beso al que una sorprendida y inexperta Astrid respondió, sus labios se movían delicadamente y en un momento dado Angelo delineó sus labios con su lengua pidiendo permiso para introducir su lengua, algo a lo que ella accedió de inmediato y un beso muy diferente inicio, este no era delicado sino hambriento, la besaba con mucha intensidad y cuando ambos tuvieron que separarse para tomar aire dejaron sus frentes pegadas, ambos tenían las respiraciones agitadas.
Angelo aún con la respiración agitada esbozó una sonrisa.— Nos vemos luego.– para después darle un pequeño beso y marcharse.
La chica aún confundida y con la respiración agitada se adentró a su casa tocándose delicadamente los labios, no podía creer que Angelo la había besado, ella se sentía en ese momento en las nubes.
Su madre se asomaba por la cocina, con una sonrisa en su rostro y al ver a su hija tan feliz su sonrisa se ensanchó.
—¿Como te fue? Cuéntame todo.
Rose la guió hasta la sala y noto el enorme ramo de rosas sobre la cómoda de estilo Victoriano y se sintió muy agradecida de que el primer amor de su hija fuera tan bueno.
Al estar ambas sentadas en el sofá Astrid sintió que estaba conversando con su mejor amiga, no con su mamá.—Me fue muy bien mamá, visitamos el café que abrieron hace unas semanas en el centro comercial y el se porto muy bien conmigo. Fue mágico.– Rose miraba con mucha felicidad el como los ojos de su hija brillaban al recordar esos momentos.
—Me alegro mucho por ti mi amor, y ese chico me parece un muy buen partido. Cuando venga tu papá se lo comentaremos.
Astrid sintió un poco de miedo, ¿Que haría si su padre no aprobaba a Angelo?.
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Abismo [borrador]
Tiểu Thuyết Chung¿Que tan profundo caerías por amor? La pacífica vida de Astrid da un giro brusco a la llegada de su vecino, quien era el prospecto perfecto, esa clase de chico que ves en las películas y aspiras a un día tener. Era todo lo que Astrid podía desear:...