Capitulo 40.

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En su mente no dejaban de reproducirse las palabras que su esposa había dicho, atormentándolo, y su imaginación jugaba en contra mostrándole todo tipo de escenarios entre su esposa y ese joven.

Quiso odiarla, de verdad que lo intento, pero fue inútil, su corazón aún seguía latiendo con la misma fuerza por ella que cuando la conoció, pero por más que quisiera no podía ignorarlo, no podía simplemente hacer como que nada había sucedido, porque la herida de la traición escocía con una fuerza abrumadora.

Por primera vez en su vida Mark se sintió perdido, sin saber qué hacer, la situación con su hija ya era lo suficiente grave, pero ahora se añadía la infidelidad de su esposa, pero no era solo el hecho de que fuera infiel, sino de que violaron su privacidad, Angelo tomo un momento privado y lo hizo público para cualquiera que tuviera un aparato electrónico.

Conforme más pasaba el tiempo, más se repetían las palabras de Rose como una lenta tortura, hasta que presto un poco más de atención a las palabras de su esposa, y un fragmento en particular llamo su atención, y se aferró a la idea con todas sus fuerzas, pues esta demostraría que Rose no le fue infiel, al menos no en su completo uso de razón, pero la idea era aún peor, porque significaría que ese animal la había violado.

Regreso a su habitación, daba pasos lentos, alargando cuanto fuera posible la confrontación con Rose, el miedo en su interior le aconsejaba que se quedara con la idea de una Rose infiel, que podrían superarlo, pero Mark se negaba a quedarse con esa versión, necesitaba saber la verdad por dura que esta fuera.

Si resultaba que Rose había sido infiel en el completo uso de sus facultades mentales lo aceptaría, por mucho que eso le doliera, pero si resultaba ser lo que estaba pensando, no sabría lo que haría.

Al adentrarse se encontró con Rose parada frente a la ventana, le daba la espalda, pero aun así Mark podía saber que sus ojos se encontraban hinchados y su piel teñida de rojo carmesí.

No supo cómo decirlo, de qué manera hacerlo más suave, así que solo hablo.

—¿Dices que después de beber lo que Angelo te dio comenzaste a sentirte excitada?

Rose no lo volteo a ver, permaneció con la mirada fija en el exterior.

—Sí, no fue de inmediato, quizás unos quince o veinte minutos después. —su voz sonó ronca.

—Antes de beber aquello ¿cómo te sentías ante Angelo?

—Incomoda, en un principio, después él fue aligerando el ambiente.

—¿Podrías decirme como te sentiste después de beber lo que Angelo te dio?

—Comencé a sentir mucho calor, un calor agobiante que se extendía desde mi cuello hasta mi entre pierna, después el calor se mezcló con el dolor y fue tan agobiante que no me importo como ni con quien, solo quería apaciguarlo.

Mark guardo silencio procesando las palabras de Rose, y todo coincidía, lo que era aún peor.

Su trabajo como médico lo había hecho ver muchísimas cosas, y entre ellas se encontraba el como el cuerpo reaccionaba ante las drogas, vio muchos casos de adolescentes que paraban en el hospital porque alguien las había drogado para poder violarlas.

Guardo silencio durante unos minutos que le parecieron horas, torturándose internamente por haber permitido que ese monstro entrara en su familia, rompiéndola y causando daños irreparables.

Por su cabeza incluso se llegó a cruzar la idea de no decirle, de dejarla vivir en una mentira para que no sufriera, pero él sabía que su esposa solo se torturaría a ella misma.

Abismo [borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora