El día siguiente a todos esos incidentes e intervenciones Astrid no pudo siquiera mirar a Stella, una vez que el enojo se fue disipando dio paso al remordimiento, era un ciclo sin fin, Astrid se molestaba, decía algunas palabras hirientes y después venía con mil disculpas. Ella era quien aportaba toxicidad a su amistad.
La cafetería se encontraba vacía, era entendible pues aún faltaban dos clases más para que fuera la hora del almuerzo.
Astrid estaba encorvada sobre una de las sillas, su resplandeciente cabello estaba sobre los lados de su cara, tratando de esconder su rostro y las pronunciadas ojeras que esta tenia. No había podido conciliar el sueño hasta unas horas antes de que su despertador sonara, se sorprendería si hubiera dormido más de tres horas, Astrid jamás había tenido problemas para dormir, pero todos los eventos que sucedieron el día anterior fueron demasiados para la fémina.
El constante remordimiento por cómo les había hablado a sus amigos anteriormente la carcomía, el miedo acompañado de una ola de nerviosismo la azotaba cada que pensaba en Angelo y en lo que este le había pedido— exigido— hacer, y por si fuera poco todos parecían estar en contra de su relación, desde su propia madre, hasta la madre de Angelo.
Astrid mantenía encendida una laptop frente a ella, entrando del receso tendría un examen de algebra y muy a su pesar no podía solo dejarse llevar por su tristeza, para los exámenes y maestros no existen excepciones por el estado de animo de un individuo. Por lo que ahora no paraba de repasar la información obtenida de los primeros dos meses.
Tan concentrada estaba en no olvidar ninguna fórmula que no se dio cuenta que otra persona se acercaba a donde ella estaba. Salió de su concentración con un respingo cuando unas grandes manos se posaron en sus hombros cubiertos por el suéter.
—¿Te asuste?
Solo con verlo lo sucedido ayer vino a su mente y una ansiedad la abrigo.
—Un poco, estaba concentrada. —dijo con la voz frágil.
—No deberías de estudiar tanto, es decir las mujeres no deben de trabajar. —dijo de forma distraída.
La situación con él estaba frágil por lo que Astrid guardo silencio, no queriendo contradecirlo.
Angelo comenzó a navegar en su teléfono y esto le permitió a Astrid seguir estudiando, aunque ya no estuviera concentrada.
—Debo de irme preciosa, tengo una clase en cinco minutos.
Angelo se levantó y tomo a Astrid por las mejillas para besarla, estaba por hacerlo cuando noto las enormes ojeras que Astrid poseía, señal de no haber dormido correctamente. La sola idea de pensar en por qué se desveló le hirvió la sangre, aunque todo eran suposiciones sin fundamentos más allá de los de su imaginación.
—¿Por qué no dormiste correctamente Astrid? —su tono era más duro ahora.
Astrid desvió la mirada pensando en si era correcto hablarle de lo sucedido ayer con su madre, tanto era su nerviosismo porque él se enojará que decidió hablar.
—Ayer mi madre estaba un poco tomada, no paraba de pedirme perdón y me dijo algo que me quito el sueño.
Angelo apretó tanto sus uñas en la carne de sus manos que comenzaron a sangrar en delgados hilos, la idea de que Rose le hablara sobre lo sucedido no paraba de rondar por su cabeza.
—¿Qué fue lo que te dijo? —su mandíbula estaba apretada y las ideas sobre cómo excusarse se estaban formando en su cabeza.
Astrid dio un suspiro para hablar. —Estaba ebria por lo que solo son tonterías, ella decía que tú eras un monstruo y que debía de alejarme de ti. Solo estaba tomada y alucinando.
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Abismo [borrador]
General Fiction¿Que tan profundo caerías por amor? La pacífica vida de Astrid da un giro brusco a la llegada de su vecino, quien era el prospecto perfecto, esa clase de chico que ves en las películas y aspiras a un día tener. Era todo lo que Astrid podía desear:...