Capitulo 15.

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Un día.

Un solo día pensaba ella.

No podía estar más equivocada.

Astrid no regresó a su rutina habitual, comenzó a llevar la rutina que Angelo había creado. Angelo pasaba todas las mañanas por ella para ir a la escuela, estaban juntos hasta cinco minutos antes de que llegara la hora de entrada, al llegar la hora del almuerzo Astrid tenía que partir con Angelo hacia la mesa de sus amigos, se sentía una extraña entre todos ellos, no le agradaban, pero jamás se lo informaría a Angelo.

Ya había pasado un mes desde que regresaron a la escuela, lo que se traducía a un mes siguiendo la rutina impuesta por Angelo.

Angelo pasó por ella exactamente a las seis treinta y cinco, había estado pasando a esa hora desde que comenzó a llevarla, Angelo era sumamente puntual, por lo que Astrid también tenía que comenzar a ser puntual. Salió de su casa al ver el coche de Angelo frente a su casa.

La rutina era precisa, entraba en su coche el la saludaba con un pequeño beso en los labios y charlaban mientras Angelo conducía, al llegar a la escuela no entraban de inmediato sino que se quedaban en el aparcamiento mientras esperaban la llegada de los amigos de Angelo

Estaban en el aparcamiento charlando— Angelo era quien hablaba, Astrid estaba ahí como un adorno— cuando Astrid localizó a Stella quien acababa de llegar a pie a la escuela, necesitaba hablar con ella, se habían estado distanciando el último mes.

—Tengo que irme, nos vemos en un rato.— Astrid estaba ansiosa por hablar con Stella, pero Angelo la veía confundido. —Mi mochila, puedes dármela.— La mochila de Astrid colgaba de uno de los hombros de Angelo.

—¿De que hablas?, aún no es tiempo de entrar.— le incomodaba a Astrid el ver que todos los amigos de Angelo habían detenido su conversación y ahora los veían a ellos.

Astrid veía como Stella estaba subiendo las escaleras para entrar a la escuela y se sintió nerviosa de no lograr hablar con ella. Ignorando la pregunta de Angelo comenzó a caminar directo a las escaleras, estaba por subir el primera peldaño cuando sintió un fuerte tirón de su muñeca izquierda que la hizo voltear a ver a la persona que sostenía su muñeca con fuerza. Angelo tenía la respiración agitada y el enojo estaba creciendo en su interior por la desobediencia de Astrid, sus ojos se tornaron oscuros y por un segundo Astrid sintió miedo de él, de lo que podría hacer.

—Angelo me estas lastimando.—la fuerza ejercida sobre su muñeca le provocaba el hacer muecas de dolor, más sin embargo Angelo no aflojó el agarre.

—¿Que mierda estás haciendo Astrid?.— su mandíbula estaba apretada al punto en que parecía que sus dientes se romperían.

—Necesito ir con Stella.— un pequeño jadeo de dolor escapó de sus labios cuando Angelo aumentó la fuerza en su agarre, volteo a ver al rededor y varias personas los observaban atentos, para nadie pasaba inadvertido el que Angelo estaba tomando con violencia a la que era su novia. —Angelo... todos nos están viendo.

Angelo soltó de forma brusca su brazo, mientras la veía de una manera profunda. Quito de su hombro la mochila lila de Astrid para extendérsela de mala gana.

—Ve con tu amiga, hablaremos de esto a la hora del almuerzo.– su enojo no se había disipado, pero el sabía que no le convenía hacer una escena en medio de la escuela.

Sin esperar tomó su mochila y corrió escaleras arriba, aún aturdida por lo sucedido con Angelo, jamás lo había visto de esa forma, lucía salvaje y agresivo, ese no era el príncipe que ella conoció en un principio.

Caminaba esquivando a los adolescentes que pasaban a su paso y pronunciando varios "perdón" al chocar por accidente con algunos otros, localizó a la distancia la cabellera marrón de Stella atada en una coleta alta, estaba a unos cuantos metros de ella en su casillero. Avanzó con más rapidez tratando de llegar hasta Stella, esta era ignorante de que su querida amiga trataba de manera desesperada llegar hasta ella, la melodiosa voz de Adele se filtraba a sus oídos por medio de los audífonos que traía puestos.

Abismo [borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora