Diversos tipos de telas y colores pasaban frente a una deslumbrada Astrid, con sus dedos acariciaba de manera tímida las diferentes telas entre las que pasaban, el satín, terciopelo, gasa, tul etc.
Astrid se encontraba extasiada con toda la gama de vestidos que tenía a su alcance, una sonrisa se dibujó en sus labios al ver la variedad de prendas.
Angelo solo se limitaba a ver todo con aburrimiento, sin la menor intención de colaborar a la búsqueda del indicado, se mantenía sentado en los sofás de espera, revisando su teléfono.
La fémina por su parte se sentía en un sueño, pues estaba por probarse vestidos en una de las tiendas más costosas de su ciudad, aquella tienda que tenía modelos exclusivos y las telas más costosas y delicadas, traídas desde Francia o China, Astrid fantaseo muchas veces con entrar en esta, pero sus precios tan elevados se lo impedían, así que cuando Angelo le dijo que entraran fue como un sueño para ella.
—¿Tiene algún requerimiento en específico para el vestido? —pregunto la dependienta.
Astrid estaba por hablar cuando Angelo la interrumpió.
—Tiene que llevar mangas largas y no puede tener escote. —demando con voz firme.
—Pueden esperar en el probador, llevare allá los vestidos.
Astrid no alego, aun cuando ella deseaba usar otra clase de vestido, se limitó a caminar hasta los probadores con Angelo en silencio.
Estaba por adentrarse cuando un vestido capto toda su atención, el vestido tenia cierto magnetismo que la impulsaban a ir hacia este, de forma inconsciente comenzó a avanzar hacia el vestido cuando Angelo la detuvo.
—¿Qué estás haciendo?
—El vestido...es muy bonito, me gustaría probármelo. —lo último lo dijo en un susurro, que Angelo logro escuchar.
—Ese vestido es vulgar, no puedes usarlo. —su voz iba elevándose.
Astrid alargo una mano, tocando con suavidad su mejilla, tratando de calmarlo.
—Solo me gustaría probármelo, por simple curiosidad, por favor. —su voz adquirió esa dulzura que utilizaba cada que quería algo.
Angelo la miro fijamente, tratando de buscar alguna señal de engaño. Al no encontrar ninguna hablo. —Solamente te lo probaras, no te lo vas a llevar.
Una enorme sonrisa se extendió por el rostro de la rubia, y poniéndose en puntillas le dio un fugaz beso en los labios.
Estaba por hablar cuando la dependienta llego con al menos seis vestidos, sacándola de la burbuja donde estaba con Angelo.
—Señorita ya puede entrar al probador, la ayudare a ponerse los vestidos.
—Puede llevar también el vestido azul que está en el maniquí.
La dependienta acato el pedido y entro al probador junto con Astrid.
La rubia sintió vergüenza al tener que desnudarse frente a la mujer, con la cara enrojecida se despojó de la ropa hasta que quedo en ropa interior.
Una vez estando solo en sostén y bragas se dio cuenta de que los moretones quedaban a la vista, pues sus brazos, estómago y piernas quedaban a la vista, estaban pintados de tonos violetas, verdosos y amarillosos.
Astrid sintió pena de que la mujer viera aquello y trato de excusarse.
—Me caí por las escaleras hace unos días, por eso tengo tantos hematomas. —en la voz se podía apreciar el nerviosismo.

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Abismo [borrador]
Fiction générale¿Que tan profundo caerías por amor? La pacífica vida de Astrid da un giro brusco a la llegada de su vecino, quien era el prospecto perfecto, esa clase de chico que ves en las películas y aspiras a un día tener. Era todo lo que Astrid podía desear:...