El desvelarse hasta altas horas de la noche jamás se había sentido tan bien, y cuatro horas jamás se habían pasado tan rápido como en esa llamada. Cuatro horas fue la duración, pero para Astrid tal parecía que solo habían pasado algunos minutos, si por ella fuera no habría dormido toda la noche con tal de estar hablando con él, pero lamentablemente Angelo tuvo que ir a dormirse y ya sin tener nada que hacer ella hizo lo mismo. En las menos de veinticuatro horas que habían entablado una conversación Astrid sentía que ya lo conocía perfectamente, que sabía todo lo importante sobre él, al igual que él ya sabía muchas cosas sobre ella, solo que uno de los dos mentía. Las personas tenemos la costumbre de solo dar a conocer lo que queremos que la otra persona conozca, es algo que todo el mundo aplica, quizás de una manera inconsciente o a propósito, lo cierto es que jamás logras conocer realmente a una persona a menos que esa persona lo permita.
Al siguiente día su primer pensamiento solo fue: Angelo. Una sonrisa adornó sus labios al recordar la llamada a altas horas de la noche y sin esperarlo una fuerte necesidad de verlo la invadió. Quería ver su rostro, quería saber cómo había dormido, quería saber si pensaba en ella y lo más importante, quería saber todo sobre él.
Tomó rápidamente su celular y buscó el contacto de Angelo para darle los buenos días y saber si quería que se vieran. Esperando una respuesta afirmativa partió al baño para hacer sus necesidades, al salir lo mismo que hizo fue buscar su celular para revisar si le había contestado, y ciertamente la respuesta era afirmativa. Sintiéndose contenta bajo a desayunar con su familia.
Sus padres se sintieron extrañados al verla entrar a la cocina con una sonrisa resplandeciente, su hija no solía estar de buen humor por las mañanas, de hecho siempre estaba demasiado irritable por las mañanas.
—Buenos días familia.— su voz cantarina fue también una extrañeza que sus padres notaron, sin embargo no le dieron mucha importancia, el verla feliz era maravilloso.
—¿A ti que te pico Astrid?.— su padre se encontraba extrañado con su repentina actitud.
—No me ha picado nada papá, solo amanecí de buen humor.
—¿Tú amanecer de buen humor? Que buen chiste cariño.
Astrid resopló con fastidio dando a ver que su buen humor estaba por acabarse. Rose noto ese detalle y salió a defender a su hija.
—Ya déjala en paz Mark.— el susodicho levantó las manos en señal de paz.
—Mis bellas damas, me marchó al trabajo, no olviden que las adoro.— Mark deposito un pequeño beso en los labios de Rose y por último uno en la frente de su pequeña Astrid.
Rose se sentó en la mesa mientras tomaba su café cargado.
—Astrid te parece si hoy escogemos las fotos para el bebé de los Arthur.— Rose tenía un estudio de fotografía muy exitoso, el cual le proporcionaba tener un horario muy flexible para estar al pendiente de su familia.
—Lo siento mamá, pero voy a salir.— Astrid se sentía mal por dejar plantada a su madre pero la emoción por saber que saldría con Angelo la hizo olvidarse por completo de sus pesares.
—Oh ya recuerdo que ibas a salir con Stella, pero cariño puedes salir con Stella otro día y pasar tiempo de calidad con tu madre, hace mucho que no pasamos tiempo juntas.– su progenitora se sentía triste ya que no habían pasado tiempo juntas en un largo periodo.
—Lo siento mamá, pero no puedo cancelar esta salida. No voy a salir con Stella voy a ir al centro comercial con Angelo.
Su madre no pudo ocultar su asombro y felicidad.
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Abismo [borrador]
General Fiction¿Que tan profundo caerías por amor? La pacífica vida de Astrid da un giro brusco a la llegada de su vecino, quien era el prospecto perfecto, esa clase de chico que ves en las películas y aspiras a un día tener. Era todo lo que Astrid podía desear:...