(este capítulo se sitúa unas horas antes del capítulo anterior)
Angelo salió hecho una furia de la escuela, no paraba de marcar al teléfono de Astrid, mismo que en cada llamada lo enviaba directo al buzón de mensajes, Chase a su lado se limitaba a observarlo mientras fumaba un cigarrillo, le divertía en sobremanera ver a el niño que solía destazar gatos callejeros tan desesperado por una mujer.
—En lugar de jurar todo lo que le harás hazlo, no entiendo por qué adoptaste esa extraña conducta de príncipe valiente. Ambos sabemos que en esta historia tú no tienes el papel del príncipe.
Pocas eran las personas que podían hablarle de esa forma, el que ambos se conocieran desde jardín de niños era una de las razones de su desenvoltura. Casi se podría decir que eran mejores amigos, pero ninguno de los dos llegaba a ese punto. Ambos estaban enfermos y no abandonaban la compañía del otro por el mero hecho que eran las únicas personas más cercanas a agradarse.
—¿No lo comprendes?, yo necesito que ella se enamore locamente de mí, que sienta que si yo no estoy cerca el aire le faltara, yo seré su mundo, su dios al que idolatrara con locura. Si logro eso ella soportara todo solo por estar conmigo, no le importaran los golpes, insultos e infidelidades, su mente es débil y ella está cayendo. —una enorme sonrisa se situó en su rostro, adoraba divagar en todo lo que le haría, en como sometería su mente y autoestima a un punto donde estuviera hecho pedazos.
Chase lo observo con una sonrisa ladina en su rostro, su amigo tenia ideas peculiares de vez en cuando.
—Haz que no pueda vivir sin ti. Si me lo permites me encantaría presenciar su destrucción, es divertido ver a las personas marchitándose hasta estar muertos en vida.
—Te aseguro que estarás en primera fila.
Ambas mentes tan enfermas de distintos trastornos, adoraban ver la sangre.
Enfermos mentales que merecían estar en un psiquiátrico.
Pero no lo estaban.
Podían causar todo el daño que quisieran antes de ser atrapados —si es que eran atrapados—
La próxima vez que camines por la calle detente un segundo a observar a todas las personas alrededor, te pueden parecer normales, trata de ver más allá de lo exterior, detente a estudiar su rostro y grábatelo muy bien en la mente, puede ser que estés rodeada de asesinos, sociópatas, violadores o pedófilos. Cada uno puede lucir como una persona normal, pero solo ellos saben en lo que su mente trabaja, las perversiones que azotan sus mentes. Recuerda que el lobo sabe disfrazarse muy bien de cordero.
...Rose limpiaba con esmero el cristal de las ventanas, a pesar de que este estaba reluciente, cada persona tiene un escape de su realidad y para Rose la limpieza la ayudaba a sentirse menos frustrada.
Se sentía culpable de sentirse frustrada, tenía una vida perfecta, una hija a la que adoraba y un esposo que amaba con locura —aun cuando este llegaba tan cansado que olvidaba que la intimidad era algo vital para ambos—.
Rose se sentía frustrada sexualmente.
Amaba a su esposo, claro que lo hacía, pero su trabajo era tan exigente que pocas veces estaba dispuesto a complacerla, se estaba cansando de tener que satisfacerse ella misma. Ansiaba sentirse tan cerca de Mark, cuando se unían no se unían solamente de forma carnal, su unión se volvía espiritual, deseaba sentir las manos y boca de su esposo adorándola y amándola. Cosa que ya raramente sucedía.
La sorpresa fue clara cuando a su puerta toco el encantador novio de su hija, ella aun no regresaba por lo que la llegada repentina de Angelo la tomó por sorpresa, se podía reflejar muy bien por su atuendo a base de ropa deportiva.
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Abismo [borrador]
General Fiction¿Que tan profundo caerías por amor? La pacífica vida de Astrid da un giro brusco a la llegada de su vecino, quien era el prospecto perfecto, esa clase de chico que ves en las películas y aspiras a un día tener. Era todo lo que Astrid podía desear:...