Tan pronto como la puerta se cerró a sus espaldas la fémina comenzó a jalar aire mientras algunas lágrimas escapaban de sus ojos, se sentía confundida por estar llorando nuevamente por esa persona, pero habría de mentir si negara que no le asombro la noticia.Después de algunos años pudo aceptarlo finalmente, la sombra de Angelo no se iría de su lado, por el hecho de que este marco su vida, pero de ella dependía la fuerza que le otorgara, y en ese momento Astrid se sentía asfixiada y asqueada.
Angelo quien había salido de prisión apenas un año antes había fallecido esa madrugada del diecinueve de julio en un accidente automovilístico en la ciudad de Londres, según relataban los medios el hijo del polémico abogado se encontraba intoxicado de alcohol y drogas, provocándole que perdiera el control del coche y este chocara contra un camión de carga, incendiándose en el proceso, según pensaban los forenses el chico estaba vivo cuando el auto prendió en llamas.
Astrid no pudo evitar sentirse mal por la muerte de Angelo, si, lo quería lejos de su vida por todo el daño que le causo, pero jamás deseo que muriera, y menos de esa forma tan dolorosa.
Pasaron algunos minutos donde Astrid trato de calmar su llanto y se mojó el rostro, queriendo borrar el rastro de sus lágrimas, a los pocos segundos escucho que tocaban la puerta con calma, Astrid respiro nuevamente y abrió la puerta observando aquellos ojos avellana y cabello rebelde en color chocolate, este le dio una sonrisa pequeña.
—Están por partir el pastel, ven. —le extendió su mano.
Astrid sonrió y le tomo la mano caminando rumbo al patio.
En el patio se desarrollaba una pequeña celebración por el cumpleaños cuarenta y tres de Rose, no había muchas personas, solo las más cercanas y esto incluía a Anne quien se miraba radiante de felicidad sosteniendo a un bebe regordete de cabellos rubios.
Astrid avanzo hacia ella tomando al pequeño bebe en brazos, a pesar de las quejas de este que se removía incomodo entre sus brazos.
—Matt, no seas un bebe odioso con tu hermana. —lo reprendió Anne.
El embarazo de Anne había sido una sorpresa para todos, al principio no quiso decir quién era el padre, pero poco tiempo después confeso que el padre de la criatura era su vecino, no eran pareja, y ante la noticia del embarazo se acordó que él le estaría dando manutención y tendría derecho a ver a su hijo cuando lo deseara, después de todo era vecinos. No era lo que Astrid había imaginado para Anne, pero esta era inmensamente feliz con su bebé.
Astrid seguía sosteniendo a su hermano en brazos mientras caminaba hacia la mesa de Rose y Mark, Rose estaba radiante de felicidad con su esposo abrazándola por la espalda, su sonrisa decayó un poco al ver a Astrid, todos sabían lo que le sucedió al muchacho y estaban preocupados por Astrid, mas sin embargo esta decía estar bien, solo un poco decaída.
—Vamos a tomar la foto, ven Adam, tu también participaras. —hablo Rose entusiasta tomando la pequeña mano de Matt.
—¿Quieres hacerlo? —pregunto Adam.
Astrid asintió aclarando sus pensamientos, dibujo una pequeña sonrisa en sus labios a lo que Adam se inclinó para robarle un pequeño beso, apenas había sido una presión de labios, pero Astrid no pudo evitar sonrojarse, aun no se acostumbraba a que Adam hiciera eso de repente.
Las cosas con Adam iban viento en popa, después de varios meses de hablar por mensajes y llamadas cuando Astrid se sintió lista para avanzar en ese aspecto, acepto la propuesta de Adam y mantuvieron una relación a distancia por otros meses hasta que Adam fue aceptado como enfermero en el hospital de Sídney, la relación con él era maravillosa y Astrid se sentía feliz.
Le costó bastante tiempo y terapia entender que no todas las personas eran como Angelo, que no todos le causarían daño, le costó un poco más dejar caer la armadura de su corazón, y en un principio estaba aterrada, mas sin embargo le gustaba sentir, le gustaba ver como podía ser una persona normal.
Estando ahí esa tarde en medio de su familia y de las personas que adoraba se sintió dichosa, la paz era abrumadora y reconfortante, por primera vez en un largo tiempo se sintió plena, nada le faltaba pues estaba rodeada de personas que la amaban y a las que ella amaba, de una forma sana, ya no le temía a la soledad, de hecho, hicieron las pases convirtiéndose en amigas.
Y lo comprendió, comprendió que no importa que estés en un Abismo, siempre y cuando tengas el coraje y la valentía de luchar por salir, luchar hasta que aquel mal momento se convierta en solo un recuerdo.
ESTÁS LEYENDO
Abismo [borrador]
Genel Kurgu¿Que tan profundo caerías por amor? La pacífica vida de Astrid da un giro brusco a la llegada de su vecino, quien era el prospecto perfecto, esa clase de chico que ves en las películas y aspiras a un día tener. Era todo lo que Astrid podía desear:...