Astrid asintió dándole la razón a Kendall mientras esta se enfrascaba en la narrativa de una acalorada discusión que tuvo con su compañera de cuarto en el campus, el rostro de Kendall estaba un poco rojo de solo recordar la discusión y Astrid la miraba divertida desde su cama dándole la razón cuando la pelirroja casi lo demandaba.—¿Tu qué opinas? —pregunto Kendall.
La rubia se llevó una gomita a la boca masticándola con calma y haciendo desesperar a Kendall.
—Creo que deberías pedir tu cambio de habitación, si te quedas con esa compañera será un infierno. —dijo Astrid después de unos segundos.
Kendall gimió en un lamento, a la vez que escondía su rostro en una almohada. —Pero va a creer que soy una cobarde.
—¿Y que importa lo que piense?, eso no te define y es estúpido pensar que sí.
La pelirroja saco su rostro de la almohada mirando a Astrid con asombro. —Vaya, parece ser que se te ha pegado los pensamientos de tu psicólogo.
Astrid rodo los ojos y le aventó una gomita a Kendall.
—¿Qué tal van tus clases? —cambio de tema Kendall.
Astrid suspiro con dramatismo. —Me faltan menos de tres meses para terminarlas.
Astrid había decidido que quería dedicarse a los idiomas, esperaba poder convertirse en maestra de idiomas algún día. Por el momento solo estaba aprendiendo francés.
—¿Qué idioma escogerás ya que termines?
La fémina lo pensó por unos segundos antes de contestar. —Ruso, no he visto muchas personas que enseñen ruso por esta zona.
Kendall se levantó para tomar su computadora a la vez que le contestaba. —Bueno, eso es porque el ruso es un idioma demasiado difícil, joder ¿has visto sus letras?, créeme prima que vas a terminar loca después de ese curso.
Astrid bufo. —Eres una dramática.
Reviso la hora en su celular y se puso de pie tomando su bolso.
—Tengo que irme, ya va a ser hora de mi cita.
Se despidió de Kendall con un beso en la mejilla y comenzó a bajar las escaleras encontrándose con completa soledad. Sus tíos nunca estaban en casa, ambos eran ingenieros en diferentes ramas y pasaban todo el día en el trabajo, por eso mismo habían mandado a Kendall a estudiar la preparatoria en un internado en Londres.
...
Mientras pedaleaba en la bicicleta rumbo al consultorio de su psicólogo Astrid no pudo evitar pensar en cuanto había cambiado desde que llego nuevamente a Australia, tenía poco más de cinco meses de haber regresado y le alegraba darse cuenta de los cambios positivos en su vida, había retomado su amistad con Stella y David, claro que no era lo mismo, pero era algo positivo, había comenzado a tener una buena relación con Anne, esta solía ir a cenar con su familia a la nueva casa que habían comprado Rose y Mark. Muchas cosas cambiaron, incluso ella misma lo hizo, pero le alegraban esos cambios.
...
El señor Evan era un hombre a mediados de sus cincuenta con el cabello negro adornado con platinadas canas y una barba corta, era una persona bastante amable, claro que a Astrid le había costado un poco abrirse con él en un principio, pero cuando logro bajar sus murallas el contacto con el había sido muy bueno.
—¿Cómo te has sentido Astrid?
La fémina paseo su vista por todos los cuadros que adornaban el consultorio de Evan, solía perderse un poco meditando su respuesta y después de unos segundos dirigió su vista a su psicólogo y hablo.
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Abismo [borrador]
General Fiction¿Que tan profundo caerías por amor? La pacífica vida de Astrid da un giro brusco a la llegada de su vecino, quien era el prospecto perfecto, esa clase de chico que ves en las películas y aspiras a un día tener. Era todo lo que Astrid podía desear:...