El loco de las rosas.
Por fin habían llegado a su destino y antes de que Astrid tratara de abrir la puerta del coche Angelo la abrió para ella como todo un caballero, le tendió una mano para ayudarla a bajar del coche, ya afuera caminaron animadamente uno al lado del otro, Astrid le estaba explicando todos los cambios que había tenido el centro comercial desde que él se fue, Angelo realmente no prestaba atención a lo que ella hablaba, solo podía pensar en lo jodidamente hermosa que se veía, su rostro estaba levemente maquillado a Angelo no le agradaba tanto el verla con maquillaje, él pensaba que ella no lo necesitaba, que era hermosa sin nada de maquillaje. De igual forma no podía negar que se veía hermosa con su rostro maquillado y lo que más le atraía eran sus labios pintados de un rojo vivo. La melodiosa voz de la joven cargada de entusiasmo lo sacó de sus pensamientos.
—Es aquí, te encantará.— y realmente Astrid esperaba que le gustara.
Ambos jóvenes se adentraron al edificio de dos plantas pintado de blanco con decoraciones en madera, al abrir las puertas Angelo se sorprendió un poco al no escuchar la típica campanilla que anuncia la llegada de un nuevo cliente, decidió no darle tanta importancia y recorrió con la mirada todo el lugar. Habían mesas de madera de estilo rústico para máximo cuatro personas, había una gran barra con sillas donde podías observar directamente el cómo preparan todo, pero lo que más le sorprendió a Angelo fue el ver en una de las paredes un enorme librero empotrado en la pared lleno de libros y a un lado del librero había un cartel que decía:
En tu estadía en nuestra sucursal puedes tomar un libro prestado, siempre y cuando lo mantengas en buenas condiciones.
Astrid noto el como Angelo recorría con la mirada todo el lugar y decidió no interrumpirlo, cuando creyó que su inspección había terminado se aventuró a hablar.
—¿Que te parece el lugar?.— estaba deseosa de
que el lugar fuera de su agrado.—Es interesante el concepto de los libros.
—Lo se, este lugar es el favorito de muchos amantes de la lectura y eso permite que el lugar sea tranquilo.
Angelo estaba por agregar un comentario cuando llegó el mesero que los atendería. Era un joven pelirrojo lleno de pecas, aparentaba tener no más de veinte años y Angelo noto con rabia como él mesero miraba directamente a Astrid.
—Bienvenidos a coffee books yo soy Michel y seré su mesero ¿Desean ordenar?. –el mesero no apartaba su mirada de Astrid y ella ni siquiera se daba cuenta, pero Angelo si.
—Yo quiero un café caribeño y tú cariño.— no lo decía porque realmente lo sintiera sino porque estaba ardiendo en celos.
—Amm, me puedes traer un café helado con leche condensada por favor.—para ese momento el rostro de Astrid estaba idéntico a un tomate.
El chico aún sin apartar su vista de Astrid se retiró. Angelo estaba molesto con ella por haber sido amable con el chico pero sabía que no podía decirle nada, aún no, era demasiado pronto para mostrarle su verdadero yo. Así que se tragó sus celos y volvió a mirarla con una sonrisa.
—Y dime ¿Vienes muy seguido a este lugar?
—Si, frecuento mucho este lugar, normalmente vengo en compañía de Stella y David.– ella estaba tan embelesada con el hombre que tenía enfrente que no pudo notar como a la mención de un nombre masculino apretó la quijada al punto que parecía que se rompería.
—¿Ellos son tus amigos?.
—Si, son mis mejores amigos.
—Me gustaría conocerlos.– Realmente solo quería saber si el tal David tenía algún interés por ella.
ESTÁS LEYENDO
Abismo [borrador]
General Fiction¿Que tan profundo caerías por amor? La pacífica vida de Astrid da un giro brusco a la llegada de su vecino, quien era el prospecto perfecto, esa clase de chico que ves en las películas y aspiras a un día tener. Era todo lo que Astrid podía desear:...