Capitulo 8.

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Astrid al tratar de levantarse de la cama de su amiga sintió una punzada en la costilla del lado izquierdo, no era un dolor insoportable pero tampoco era indoloro. Sabiendo quién había sido la causante de su dolor tomó una almohada para comenzar a golpearla con fuerza y coraje.

Stella quejándose se levanto de la cama aún somnolienta pero a la defensiva.

—¿Que te pasa maldita loca?.– su voz no sonó tan ruda como ella lo quería.

—¿Loca? Aquí la única loca eres tú, me golpeaste dormida, si tengo una fractura tú lo vas a pagar.– estaba exagerando pero quería hacerla sentir un poco culpable.

Stella mostró una expresión de confusión hasta que al parecer lo comprendió.—¡Ah! ya comprendo. Lo siento Astrid pero sabes que me da por pelear en mis sueños.– Stella se encogió de hombros como si aquello fuera algo de lo más normal.

—Para la próxima dormirás en la sala si te da por soñar que eres karateka.

Stella a este comentario soltó una risa burlona.—Muy graciosa Astrid pero te recuerdo que estamos en mi casa.

—Claro lo olvida. Tengo hambre hazme wafles.

Stella lo volteo a ver con indignación. —Prepáralos tú, yo no te haré nada por grosera.

—Te recuerdo que estamos en tu casa y como yo soy tu invitada es una descortesía el dejar que tú invitado cocine.– Astrid la miraba con una sonrisa burlona tal y como Stella lo había hecho anteriormente.

—Te odio.– dicho esto salió de su habitación para ir directo a la cocina.

Estando sola avanzó a su mochila para sacar una falda de mezclilla azul marino en corte A junto con una blusa de manga corta a rayas en tonos pasteles. Estando vestida busco por toda la habitación su teléfono, esté en la velada había perdido toda su batería y al Astrid quedarse dormida olvido cargarlo por lo cual al momento de encontrarlo entre las sabanas dispersas por el suelo estaba apagado.

—Stella me puedes prestar tu cargador.– mientras decía esto bajaba por las escaleras para dirigirse a la cocina junto con Stella.

—Te lo prestó con gusto pero te recuerdo que mi teléfono es Androide por lo cual no creo que el cargador le quede a tu teléfono.

—Lo olvidaba. Llegando a casa lo cargaré.

Stella se limitó a asentir mientras sacaba de la waflera un par de wafles para después ponerlos sobre un plato y alcanzárselos a Astrid quien estaba del otro lado de la barra.

—Sabes que te amo.– Astrid adoraba la comida y curiosamente ella comía de todo y su cuerpo seguía siendo muy delgado.

—Tú solo amas a la comida.

—No te lo negaré.– y siguió bañando sus wafles en chocolate líquido.

Ambas estaban desayunando en silencio, no era incómodo, a decir verdad era agradable hasta que Stella soltó de golpe una petición.

—Quiero conocerlo.

Astrid la miro confusa, ella no sabía de quién estaba hablando.— ¿De que hablas?.

—Quiero conocer a tu novio.

Astrid quien en ese momento estaba tomando un sorbo de jugo comenzó a toser.—¿ Angelo?.

Abismo [borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora