- La dama de la muerte -

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El Xibalba y el Inframundo azteca eran mundos completamente diferentes, pero muy conectados entre si.

Estar unos minutos en el y sin alguna protección divina la energía maligna te consumira lentamente hasta volverte uno con los muertos, un buen bocadillo para los muertos y monstruos que viven en el.

Ahora mismo surt se encontraba escapando de unos monstruos deformes que al parecer le gustaban su olor a joven emisario.
Usaba sus dagas de obsidiana contra ellos y los hechizos que aprendió, no era fácil alejarlos.
Después de haber derrotado a varias de esas cosas y comer algo de su carne, logro refugiarse en una cueva lejos de su vista, solo deseaba que ninguno viera atraves de las paredes.

Respiro más calmada al ver que ya no se encontraba en peligro.

- Veo que llamaste la atención -

De inmediato se puso en alerta sacando su arma y preparada para pelear. Ahí se dió cuenta en el lugar en que estaba.
Si era una cueva, pero una habitada, calderos, piedras mágicas, manuscritos de piedra y algunas inscripciones en las paredes, plantas raras tanto del subsuelo como de la superficie.
Era la guarida de una chaman o bruja.

- cariño baja el arma por favor, es molesto ver eso todos los días - ante ella estaba.

Una mujer de ropas antiguas que cubría su cuerpo, pinturas en el rostro con una máscara de cráneo, no tenía piel, solo la poca carne pegado al hueso seca y deshidratada. Su cabello era largo de color Negro recogido con broches y pinzas de lo que eran huesos pintados o joyas.

Estaba sentada frente a un caldero al fuego, en un tapete viejo con algunos grabados de flores.

La mirada que le daba era escalofriantes, solo un avismo negro que las envolvía siendo única salida un brillo naranja en dónde debería ir la pupila. Para surt no era tan tenebroso, pero generaba respetó desde su vista.
Además su abuelo le enseño a ser educada.

- lamento mi mala educación, señora - dijo mientras bajaba el arma - es que, con tanto monstruos alrededor uno debe tener la guardia arriba -

- no te harían daño si no olieras tan bien, hace mucho que no reciven sangré es normal que se comporten asi - comento la mujer

- la era de los sacrificios, si conozco de ese tema -

- ¿En serio? Eso es raro, normalmente los representantes actuales solo se enfoca en misiones y levantar el náhuatl de su dios - el tono de voz de la mujer era relajado, pero con un toque de elegancia y misterio, parecía saber y a la vez difícil de descifrar sus pensamientos.

- bueno, también hago eso, pero nunca está de más saber de estás cosas, no creo que hagan tanto daño -

- toda información es peligrosa dependiendo de la persona contra la cual la usarás - palmeo el tapete en el que estaba sentada- ven, debes tener hambre -

- no quiero ser una molestia - dijo apenada surt

- lo serás si no aceptas, además tú estómago pide comida -

El estómago de surt sonó con fuerza, eso hizo que se sentará a lado de la dama. Esta le sirvio un tazón de lo que parecía ser una fusión de caldo con lentejas y pozole. Olía delicioso a su nariz y el hambre solo se intensificó.

- con su permiso - dijo antes de devorar el plato.

Mientras comía, la mujer miraba diferentes partes del cuerpo con una expresión tranquila en su rostro. Tocaba algunos puntos en sus hombros y brazos hasta que llegó a las piernas, veía en ellas varias fracturas al igual que en su torso.

- estos representantes se hacen cada vez más descuidados - dijo para si misma -

Surt seguía sumida en la comida, hasta que dejó todo el tazón vacío.

- muchas gracias por la comida, estaba delicioso~ -

- ya me di cuenta - tomo el tazón y lo dejo de lado - podrías decirme ¿Qué te trae por aquí? No creo que ser comida del Inframundo sea parte de tus deberes -

- vengo a entregarle algo al dios de los muertos Mictlantecutli, es un asunto discreto -

- ..... Asique vienes a verlo,..... ¿Traes una ofrenda ? -

- si, tengo todo lo necesario -

- eso es bueno~ ...... Sigue el túnel hasta llegar a un jardín de flores de cempasúchil, ahí entraras a su templo - explico la mujer.

- ..... Eh, ¿Gracias? - se levantó del suelo tomando su mochila consigo.

Es raro encontrase con esta clase se ayuda, a llegado al punto de dudar de la amabilidad de todos, pero es fácil de dudar, aunque ¿Podía confiar Ahora?

- muchas gracias señora - dijo con una sonrisa - ¿Cómo puedo llamarla?

- mi nombre no es escencial ahora - dijo con calma - ahora vete joven emisario -

Surt dió la vuelta, pero regreso a verla con una sonrisa amable y una mirada más cálida. Saco de su mochila un dulce de coco con cubierta rosada de dulce dejándolo frente a ella.

- sea quien sea muchas gracias por la ayuda y tenga son mis mejores dulces de coco que hago,..... Por cierto llámeme Surt -

Regreso al túnel a paso velos dejando a la mujer con una expresión neutra que se transformó en una ligera sonrisa.

- veamos cómo convences a mi esposo jovencita -

La diosa de los muertos no deja pasar a cualquiera.


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