Capítulo 3 (E)

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Muchos hablan de lo hermoso que es el amor.

Una sensación radiante en donde tus sentimientos se vuelven una montaña rusa, una tormenta de pensamientos y emociones pero valiosa.

Dicen que es lo más bello por lo cual se puede sufrir. Una bonita forma de llevar la felicidad de la mano de la tristeza. Y sí, quizás sea así de bonito y doloroso o puede que simplemente sea una pérdida de tiempo.

En mi caso, el amor no dura. Te golpea de la peor forma posible gritando el sufrimiento que puedes causar al ser amada y tratar de amar. Claro ejemplo de ello, fueron mis padres.

Mi madre sufría de cáncer avanzado y a pesar de especializarse en medicina no acudió a exámenes médicos a tiempo, hasta que al final simplemente le dieron meses de vida. Después de la muerte de mi madre, mi padre se hundió en depresión, levantándose cada mañana para ir al trabajo y poder tener comida en la mesa para mí, pero el final fue una soga en su cuello.

Mi familia paterna no se encontraba en el país, mis abuelos y tíos maternos pelearon para poder tenerme bajo su cargo y tras un montón de papeleo viajé a Chile por unos años hasta que Johan volvió y el tiempo con ellos caducó ante la ley, volví a la cuidad con el hermano de mi padre.

El sonido de mi celular interrumpió mis pensamientos.

—Buenas mañanas, ¿hablo con la señorita gruñona? —su voz animada inundado mis oídos.

—¿Buenas mañanas?.

—Sí, hablo con ella —su risa suave se escucho.

—¿Qué quieres Zali? —pregunté.

—Hoy en la noche habrá una fiesta en los territorios del Alfa, ¿vienés?.

—Me gusta el peligro pero ayer me dejaron claro que no soy bienvenida.

—Vienen de diferentes manadas, entre ellos mis padres —hubo un silencio—, mis padres son Deltas. Alexia, ellos estarán encantados de verte.

—Aun no entiendo nada de lo que sucedió ayer. Eso de Alfa, Deltas o que se yo, no tienen sentido. Además, soy humana y no quiero dos colmillos enterrados por algún lugar de mi cuerpo.

—Debes venir.

No respondí, después de unos segundos en donde ella esperaba alguna respuesta decidió volver a hablar.

—Sabemos que te la pasas estudiando y trabajando cuando te llaman.

—No seas aburrida Alexia, ven y diviértete —Lesli gritó de fondo.

—Puede que termines en buena relación con el Alfa —Zali insistió coqueta.

—No —colgué.

Preferí no escuchar más sus argumentos y súplicas.

Me levanté de la cama caminando hasta la sala. Ayer no ordené cuando llegué al departamento. El desorden grita que este lugar se debe ordenar y dejar limpio.

—Te dije que no me importa. Deja de fastidiar —hablé molesta al contestar la llamada.

–¿Así le hablas a tu jefe, niña?.

Separé el celular de mi oreja rápidamente para encontrarme con el nombre "Sr. Coller".

—Disculpé, pensé que era una de mis amigas —hablé arrepentida.

—Está bien —respondió riendo—, te necesito para la tarde en el restaurante.

—¿Remplazo?.

—No, tenemos una orden de última hora. Creo que tenían una celebración y el chef se les enfermo o algo así.

Luna Negra [El Comienzo...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora