Capítulo 22 (E)

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Hice una seña a mis espaldas para que los lobos no se asomaran.

—Venga chiquita, entrégate por las buenas.

—No mires, pequeña —le hablé a la niña.

Los miré sin formular respuesta alguna, el más alto se acercó a carcajadas, se detuvo frente a mí y acercó su brazo con lentitud y sin fuerza, tomé su dedo meñique y lo quebré, su grito me hizo sonreír.

Su puño se dirigió a mi rostro, tiré mi cuerpo hacia atrás y pateé su parte baja, cae de rodillas. Pasé por su lado caminando lento, uno se acercó y la navaja rozó mi abdomen, golpeé su mano y la navaja cayó al suelo, al momento que se agachó golpeé su cabeza con mi rodilla, tomé la navaja y la enterré en su pene.

—Que bonito —murmuré cínica.

Retiré la navaja escuchando su desgarrador grito, miré al único sobrante, dio media vuelta y se encaminó a la pequeña.

—¿Buena puntería o fallaré? —le pregunté al hombre en el suelo.

—El jefe saldrá vivo.

Lancé la navaja que dio en la parte trasera de la rodilla.

—Punto para mí —lo miré—, serás el primero en perder la polla —su mirada se volvió llena de miedo.

—¡Maldita mocosa!.

Me acerqué al hombre que estaba de espaldas a mí, tomé su cabello y tiré su cabeza.

—¿Comerás o verás como se comen tu polla? —pregunté en un susurro.

—Estás loca —habló en un quejido.

Retiré la navaja y me acerqué al chico, me hinqué a su altura, comencé a retirar su cinturón y sus manos forcejearon las mías, enterré la navaja en su costado y seguido de ello la enterré en una de sus manos contra el suelo, retiré el cinturón y bajé su cremallera.

—¿Rápido o lento? —saqué mi navaja de mi cinturón.

—Por favor no, no volveré a hacer nada malo. Lo prometo —lloró.

—Que bonito —pasé la navaja por su cuello llegando al comienzo de su bóxer—, tu rostro solo me incita a seguir — susurré cerca de su rostro.

—Rápido —sollosó y cerró los ojos.

—Lento será entonces —sonreí de lado y sus ojos me miraron.

Enterré lentamente la punta de la navaja, su grito era desgarrador. Moví un poco el arma en mis manos y sentí el líquido manchar la ropa.

Las lágrimas en su rostro se derramaron por su garganta y la desesperación se volvió cada vez más, saqué la navaja lento y la enterré, espero que en sus huevos.

—Dete...ten...te —lloró ya casi sin aliento.

—No te mueras todavía, te queda que comer aun.

Miré a mi costado y el jefe estaba tratando de huir mientras se arrastraba.

—Que buena rata asquerosa —murmuré levantándome.

Caminé hasta el hombre que trataba de escapar, agarré su cabello y tiré su cabeza, hice un corte desde su ceja hasta su boca y su cuerpo cae al suelo, gritó y se removió como lombriz en el suelo.

—Maldita perra —escuché la voz del tercero a mis espaldas.

La sombra del sujeto me indicó que viene corriendo, hice a un lado mi cuerpo y el hombre pasó de largo tropezándose con el jefe.

—Nuevo juguete —lo miré sonriendo de lado.

Giré la navaja en mi mano y me acerqué a él en paso lento, me hinqué y en un rápido movimiento enterré la navaja en su muslo interno, su mano tomó mi muñeca que sostenía la navaja, con mi mano libre saqué la navaja de emergencia y corte gran parte de su muñeca.

Luna Negra [El Comienzo...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora