Capítulo 23 (E)

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—Hace frío, ¿no tienes frío? —hablé rápido.

—Tú no te vas —su mano tomó mi antebrazo en cuanto di un paso atrás.

—Venga, lobito, solo fue una pequeña broma, no te lo tomes a pecho.

—¿Broma? —asentí en respuesta— toda broma trae consecuencias, cachorra — cortó la distancia que había entre nosotros.

Comencé a retroceder a paso lento seguida de sus pasos.

—Da frente a las consecuencias.

Pegó mi cuerpo al tronco de un árbol y juntó su cuerpo con el mío.

—Mo me dejas respirar, perro pulgoso.

Alzó mi mentón y su rostro quedó frente al mío, su mirada se desvió a mis labios y su pulgar acarició mi cintura.

—A la mierda con el orgullo —lo miré sin entender a que se refería.

En un rápido movimiento su mano reposó en mi mejilla y sus labios se acercaron a los míos, su nariz rozó con mi piel.

Sus labios acariciaron los míos, mi cuerpo no respondía ante su acción y mi rostro reflejaba todo tipo de sorpresa.

Me alejé rápidamente empujando un poco su cuerpo, desvié mi mirada nerviosa sintiendo la suya confundida.

—¿Qué pasa? —su voz salió grave y confundida.

—Yo... —me trabé al tratar de hablar—, nada, solo... —miré nerviosa en diferentes direcciones—, no es nada —negué sin mirarlo.

—Espera, tú ¿tú no has... —la confusión y sorpresa en su voz es clara.

Traté de esquivar su mirada, estaba nerviosa y odiaba esa actitud de mi parte, pero no esperaba que se atreviera a besarme.

Sonríe de lado mientras negaba, su mano acarició mi mejilla alzando mi mirada, aun así, no lo miré. Su rostro se acercó con lentitud y lo miré nerviosa, su mirada me daba a entender que esperaba algún rechazo de mi parte pero al no ver que me moví terminó con los centímetros que nos separaban y juntó nuestros labios.

<< ¿Qué se supone que haga ahora? >>

Sus labios comenzaron a moverse lento sobre los míos y su mano se movió a la curva de mi cuello.

<< A la mierda, en algún momento tengo que aprender a besar >>

Cerré los ojos apretando un poco de su polera en mi mano, moví con lentitud mis labios sobre los de él, su mano acarició mi mejilla con delicadeza y la otra acarició mi cintura, sentí su sonrisa de lado contra mis labios, sus labios atraparon mi labio inferior y su lengua rozó con mi labio en unos leves segundos pidiendo permiso, mis labios se movieron por sí solos dándole permiso a su deseo.

Su lengua recorrió mi boca con lentitud y mi lengua comenzó una guerra con la suya, mi cabeza se ladeó un poco y la de él igual, su mano subió a mi espalda y abrazó mi cuerpo.

El aire empezó a hacer falta en mis pulmones, sus labios mordieron con suavidad mi labio tirando de el, mis ojos se abrieron sin prisa alguna y mi mirada se topó con la de él, sus labios formaban una sonrisa tierna, pegó su frente a la mía y nos quedamos así por unos instantes.

—¿Segura que no has besado antes? —su mirada bromista me alerto.

—Sí dices algo ofensivo te corto la lengua y te obligo a comértela —lo miré sonrojada.

—Me dejaste claro que ya has besado, de seguro has practicado con algún cerdito.

<< Maldito idiota, sabía que saldrías con alguna de las tuyas >>

Luna Negra [El Comienzo...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora