Capítulo 52 (E)

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—¡Habla de una vez! —exclamé después de estar unos segundos en silencio.

—Sus padres nos dijeron que los encontraron están en la casa de Sangre Negra —habló alarmado.

—¡Mierda! ¡Duele! —grité mirando a Harry.

—Aguante un poco, Luna —Harry hizo una mueca limpiando la herida—, esto dolerá.

Harry humedece la herida, traté de gritar pero solo logré aferrarme a Duncan ahogando un grito, mi alrededor comenzó a dar vueltas a causa del dolor.

—Arde —murmuré sin aliento.

—Aguanta un poco, hermanita. Esta terminando —Duncan acarició mi cabeza.

Dolió como el mismísimo infierno, el dolor cubrió todo mi brazo, después de unos segundos que parecieron minutos el dolor se esfumo, mi brazo no lo sentía y mi alrededor me daba vueltas, sentí que mi alma se fue de mi cuerpo alejándome del dolor de la herida.

—Terminé, Luna —la voz de Harry se escuchó un poco alejada.

—Déjame cobrar la cordura.

—Luna ¿está bien?

—Creo que el dolor fue demasiado, la herida fue profunda y el dolor la ha de haber dejado en transé —escuché la voz de Harry.

—Tenemos que ir a la casa —hablé tratando de ignorar el dolor que estaba volviendo.

—¿Estás segura?, nos podemos quedar un poco más a esperar que estes mejor —Duncan agarró mi mano.

—Estoy segura —tragué saliva con dificultad—, Harry, John —me levanté—, cuiden a la manada —hice una pausé—, mierda —mi cuerpo cayó sobre el pecho de mi hermano.

>>Aun sigo media tonta por el dolor — murmuré aferrándome a la polera de Duncan.

—Hermanita.

—Vámonos luego —lo interrumpí antes que siguiera.

Tomó mi brazo bueno y comenzamos a caminar, llegamos a fuera de la manada y Duncan me detuvo.

—Pediré que nos acerquen a la casa — me miró—, en las circunstancias que estas no llegaremos nunca —asentí.

En menos de dos minutos un auto estaba frente a nosotros, entramos, Duncan le dio las indicaciones y el chofer comenzó a manejar.

Llegamos y nos bajamos, mi hermano me tendió su brazo para afirmarme, caminamos lo que nos quedaba hasta observar la entrada a la casa.

—¡Padre! —el gritó de Duncan me retumbó al lado de mi oído.

—¿Qué les pasó? —nuestro padre salió asustado.

—Un ataqué a la manada —respondí—, un lobo me enterró las garras en el brazo —miré la casa—, ¿Cómo están?

Mi padre llegó a mi otro lado y me ayudó a caminar, entramos a la casa, mi madre y Rain estaban moviéndose de un lado a otro en la casa, un chico estaba en el sofá pero solo se veían sus piernas.

—¿Dónde esta el otro? —pregunté mirando a mi padre.

—Sean esta en una de las habitaciones —no me miró—, Dexter esta en el sillón.

Tragué saliva nerviosa, me solté de sus brazos y caminé hasta ellos, mi madre me miró con preocupación y Rain me miró de reojo y continuó con lo suyo.

Me acerqué más, mi lobito tenía heridas en el rostro y su cuerpo estaba lleno de cortes y moretones, tragué saliva y miré a mi madre.

—¿Estará bien? —murmuré.

Luna Negra [El Comienzo...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora